Una pequeña excepción

Una pequeña excepción

MG. Dioner Francis Marín Puelles

Estan­do en un café, obser­vé a una joven que tra­jo con­si­go un libro, y divi­sé que era del escri­tor Her­mann Hes­se, aun­que no pude apre­ciar el títu­lo de la obra. De pron­to repa­ré que de los jóve­nes pre­sen­tes en este café, solo ella se delei­ta­ba con un libro. El res­to, estan­do casi todos en algu­na for­ma de gru­po, esta­ba en ple­na inter­ac­ción no con sus amis­ta­des, sino con su smart o celu­lar, sien­do la acti­vi­dad más pro­ba­ble algún tipo de chat.

Pero cla­ro, uno vie­ne a un café para rea­li­zar lo que se le plaz­ca, pero me puse a pen­sar en el por qué tan solo una joven, de un apro­xi­ma­do de 27 per­so­nas en este recin­to, esta­ba leyen­do, sien­do esta ten­den­cia simi­lar, al menos en las oca­sio­nes que he podi­do estar en este u otro café.

Estoy segu­ro que la moti­va­ción, suma­da a una for­ma de reco­no­ci­mien­to a tra­vés del chat des­me­di­do, tie­ne mucho que ver. Muchos jóve­nes sim­ple­men­te no leen por­que no encuen­tran a tra­vés de esta acción, algu­na recom­pen­sa o reco­no­ci­mien­to inme­dia­to, coyun­tu­ra que si pasa cuan­do se entra al mun­do del chat, que empo­de­ra y maqui­lla una ima­gen.

Pero, que podría tener aque­lla joven, para encon­trar el pla­cer en la lec­tu­ra, a dife­ren­cia de los demás. Si, se pue­de decir que ya vie­ne con ese hábi­to des­de casa, o el cole­gio, pero qué más. Podría aña­dir que encuen­tra una for­ma de mayor com­pren­sión del mun­do y una for­ma de supera­ción pro­fe­sio­nal. Aún así, sigo bus­can­do expli­ca­cio­nes y pien­so en los mode­los; sí, en aque­llos mode­los repre­sen­ta­ti­vos en nues­tro país. Estoy segu­ro que esta chi­ca ha podi­do res­ca­tar mode­los de índo­le aca­dé­mi­co en su vida: pue­de ser que alguno de sus padres haya sido lec­tor o algu­na com­pa­ñe­ra o pro­fe­so­ra y yen­do más allá, alguno de los esca­sos polí­ti­cos que real­men­te sean aca­dé­mi­cos.

Pude infe­rir, que en el caso de los otros jóve­nes, su psi­que haya suc­cio­na­do los otros tipos de mode­los en nues­tro país: jóve­nes atrac­ti­vos y vacíos en jue­gos de tv ridícu­los, polí­ti­cos pode­ro­sos, pero no lec­to­res; muchas per­so­nas que han lle­ga­do al éxi­to por cami­nos oscu­ros, lejos del ver­da­de­ro pla­cer de leer. Y enton­ces, para qué se van a esme­rar con la lec­tu­ra, si solo a tra­vés de la escul­tu­ra del cuer­po en gim­na­sios, o mos­trar ropas caras, ape­lar a la exa­ge­ra­da sen­sua­li­dad para obte­ner favo­res mate­ria­les, o yen­do a nive­les como la esta­fa o delin­cuen­cia se pue­de obte­ner el éxi­to desea­do. Para qué van a leer si ven a tan­ta per­so­na famo­sa que no lo es por su hábi­to lec­tor, sino por su mane­jo y mar­ke­ting enga­ño­so y super­fi­cial.

Y tam­bién pien­so que de las muchas per­so­nas que vie­nen acá, per­te­ne­cen a una cla­se media o en otros casos, alta. Es decir, es pro­ba­ble que ten­gan algu­na for­ma de acce­so a edu­ca­ción ins­ti­tu­cio­nal de pres­ti­gio, o tam­bién a poder ser auto­di­dác­tas; pero no lo apro­ve­chan. Caso dis­tin­to de muchos niños y ado­les­cen­tes que están sumi­dos en la pobre­za, y en la cual es difí­cil que prio­ri­cen lo aca­dé­mi­co, sien­do su preo­cu­pa­ción del día, tener algo que comer, y tra­ba­jar para ayu­dar con algo a la inci­pien­te eco­no­mía de su fami­lia.

Los mode­los super­fi­cia­les ven­den más, por­que ganan más dine­ro y de for­ma más fácil, irra­dian­do un mun­do de gran depen­den­cia de la vida cool. Pero, la vida no pue­de redu­cir­se tan solo a lo eco­nó­mi­co. 

Estoy segu­ro que aque­lla joven lec­to­ra, ten­drá posi­bi­li­da­des reales de ser inde­pen­dien­te, no solo en lo eco­nó­mi­co, ya sea con lo poco o mucho que pue­da ganar, sino tam­bién, en el ejer­ci­cio libre de sus accio­nes como mujer y per­so­na, empo­de­rán­do­la fren­te a la vida del abu­so y la des­igual­dad.