Estrategias para tener una comunicación asertiva con mis hijos

Estrategias para tener una comunicación asertiva con mis hijos

¿Te gus­ta­ría mejo­rar la comu­ni­ca­ción con tus hijos y for­ta­le­cer su con­fian­za? En nues­tra pró­xi­ma con­fe­ren­cia de “Escue­la para Padres”, el Mtro. Rodri­go Cor­tés Chá­vez te com­par­ti­rá herra­mien­tas cla­ve para lograr una comu­ni­ca­ción aser­ti­va y efec­ti­va en casa.

📅 Fecha: Vier­nes, 21 de mar­zo
🕖 Hora: 7:00 pm
💻 Trans­mi­sión en vivo por: Zoom (ID: 4674159978), You­Tu­be y Face­book Live

La comu­ni­ca­ción es la base de una rela­ción salu­da­ble. ¡No te lo pier­das!

#Escue­la­Pa­ra­Pa­dres #Comu­ni­ca­ció­nA­ser­ti­va #Conec­tan­do­Con­MisHi­jos

¿Cómo mejorar la atención y memoria en mis hijos? — Psic. Jocelyn Reyes Fonseca

La psi­có­lo­ga Jocelyn Reyes Fon­se­ca dis­cu­tió estra­te­gias para mejo­rar la aten­ción y memo­ria en niños, enfa­ti­zan­do la impor­tan­cia de enten­der cómo fun­cio­na el cere­bro y adap­tar las expec­ta­ti­vas según la edad del niño. Tam­bién com­par­tió estra­te­gias para mejo­rar el apren­di­za­je y la orga­ni­za­ción, el uso del jue­go en el desa­rro­llo infan­til y estra­te­gias para mane­jar niños con pro­ble­mas de aten­ción y TDAH. Por últi­mo, ofre­ció con­se­jos para regu­lar el uso de dis­po­si­ti­vos móvi­les en casa, la impor­tan­cia de la cola­bo­ra­ción entre padres, tera­peu­tas y escue­las, y la impor­tan­cia de la psi­co­edu­ca­ción para los padres.

Mejorando la atención y memoria

La maes­tra Jocelyn Reyes Fon­se­ca da una char­la sobre cómo mejo­rar la aten­ción y memo­ria en los niños. Expli­ca que la memo­ria es la capa­ci­dad del cere­bro para rete­ner y recor­dar even­tos pasa­dos, mien­tras que la aten­ción fun­cio­na como un fil­tro para los estí­mu­los ambien­ta­les. Jocelyn des­ta­ca que los niños apren­den de dife­ren­tes mane­ras, ya sea visual, audi­ti­va o kines­té­si­ca­men­te, y que es impor­tan­te enten­der cómo fun­cio­na el cere­bro para mejo­rar estos pro­ce­sos. Men­cio­na que la aten­ción de los niños y ado­les­cen­tes está dis­mi­nu­yen­do, posi­ble­men­te debi­do a la influen­cia de los dis­po­si­ti­vos elec­tró­ni­cos.

Funciones ejecutivas del desarrollo cognitivo

Jocelyn expli­ca las fun­cio­nes eje­cu­ti­vas en psi­co­lo­gía, que se uti­li­zan para medir la inte­li­gen­cia y el coefi­cien­te inte­lec­tual. Estas fun­cio­nes inclu­yen razo­na­mien­to, pla­ni­fi­ca­ción, fija­ción de metas, toma de deci­sio­nes, orga­ni­za­ción, con­trol de aten­ción, memo­ria, pro­ce­sa­mien­to de infor­ma­ción y fle­xi­bi­li­dad cog­ni­ti­va. Jocelyn enfa­ti­za que estas fun­cio­nes se desa­rro­llan con el tiem­po y depen­den del ambien­te, la esti­mu­la­ción y las nece­si­da­des de apren­di­za­je del indi­vi­duo. Ella des­ta­ca la impor­tan­cia de adap­tar las expec­ta­ti­vas según la edad del niño, expli­can­do cómo estas fun­cio­nes se mani­fies­tan en dife­ren­tes eta­pas del desa­rro­llo.

Mejora el aprendizaje y la organización

Jocelyn expli­ca estra­te­gias para mejo­rar el apren­di­za­je y la orga­ni­za­ción en niños. Enfa­ti­za la impor­tan­cia de pla­near tiem­pos, usar inter­va­los para tareas, fomen­tar la com­pren­sión lec­to­ra y uti­li­zar orga­ni­za­do­res o pla­nea­do­res. Jocelyn seña­la que las nue­vas gene­ra­cio­nes apren­den de mane­ra dife­ren­te debi­do a los cam­bios en el sis­te­ma edu­ca­ti­vo y el uso de tec­no­lo­gías, lo que afec­ta el desa­rro­llo de habi­li­da­des como la aten­ción y la memo­ria. Sugie­re imple­men­tar estas estra­te­gias en casa para ayu­dar a los niños a mejo­rar su desem­pe­ño y orga­ni­za­ción, espe­cial­men­te aque­llos con difi­cul­ta­des de aten­ción.

Juegos para niños: desarrollo y psicoterapia

Jocelyn expli­ca la impor­tan­cia del jue­go en el desa­rro­llo infan­til y su uso en psi­co­te­ra­pia. Des­ta­ca cómo los jue­gos ayu­dan a los niños a regu­lar emo­cio­nes, desa­rro­llar fun­cio­nes eje­cu­ti­vas y mejo­rar la tole­ran­cia a la frus­tra­ción, espe­cial­men­te des­pués de los 7 años. Jocelyn com­par­te ejem­plos de su tra­ba­jo con dos pacien­tes: Este­ban, de 6 años, con quien usa jue­gos para ense­ñar estra­te­gias y regu­lar con­duc­tas, y Domi­ni­que, de 12 años, con quien tra­ba­ja la fle­xi­bi­li­dad cog­ni­ti­va y la aten­ción. Reco­mien­da que los padres jue­guen con sus hijos en casa para refor­zar estas habi­li­da­des.

Mejorando la atención y la memoria

Jocelyn expli­ca estra­te­gias para mejo­rar la aten­ción y memo­ria en niños y adul­tos. Reco­mien­da jugar con los niños al menos una vez por sema­na duran­te 45 minu­tos, adap­tan­do el nivel de jue­go para que sea una com­pe­ten­cia sana. Enfa­ti­za la impor­tan­cia de regu­lar el uso de dis­po­si­ti­vos elec­tró­ni­cos y fomen­tar acti­vi­da­des que desa­rro­llen habi­li­da­des físi­cas, cog­ni­ti­vas y de len­gua­je. Sugie­re uti­li­zar jue­gos de mesa, labe­rin­tos, sopas de letras y cru­ci­gra­mas para mejo­rar la aten­ción y memo­ria, así como la lec­tu­ra com­pren­si­va. Jocelyn tam­bién des­ta­ca la nece­si­dad de adap­tar las estra­te­gias de estu­dio al esti­lo de apren­di­za­je de cada niño y la impor­tan­cia de la fle­xi­bi­li­dad cog­ni­ti­va en la tera­pia.

Mejorar la motricidad fina en niños

Jocelyn expli­ca estra­te­gias para mejo­rar la motri­ci­dad fina y el aga­rre del lápiz en niños, como usar mate­ria­les de ensar­te y colo­res jum­bo o trian­gu­la­res. Tam­bién abor­da cómo tra­ba­jar la aten­ción y memo­ria con niños con sín­dro­me de Down, enfa­ti­zan­do la impor­tan­cia de cen­trar­se en un estí­mu­lo a la vez y adap­tar las estra­te­gias según las capa­ci­da­des indi­vi­dua­les. Para mini­mi­zar las dis­trac­cio­nes en el aula, Jocelyn sugie­re redu­cir los estí­mu­los visua­les y limi­tar los mate­ria­les en el espa­cio de tra­ba­jo del niño.

TDAH y manejo conductual

Jocelyn expli­ca estra­te­gias para mane­jar niños con pro­ble­mas de aten­ción en el aula, como el “rin­cón de la cal­ma” y asig­nar­les tareas de ayu­da. Ella tam­bién acla­ra que el TDAH no se pue­de diag­nos­ti­car antes de los 7 años y des­cri­be sus sín­to­mas, como difi­cul­tad para per­ma­ne­cer sen­ta­do y auto­rre­gu­la­ción. Jocelyn sugie­re modi­fi­ca­cio­nes curri­cu­la­res para niños con TDAH, como redu­cir la can­ti­dad de tra­ba­jo y sen­tar­los cer­ca del maes­tro. Ade­más, reco­mien­da la psi­co­te­ra­pia y el mane­jo con­duc­tual en casa y en la escue­la para estos niños.

Regulación del uso móvil en casa

Jocelyn ofre­ce estra­te­gias para regu­lar el uso de dis­po­si­ti­vos móvi­les en casa, inclu­yen­do el uso de con­trol paren­tal y apli­ca­cio­nes como Family Link para limi­tar el tiem­po de uso. Reco­mien­da esta­ble­cer inter­va­los de tiem­po y ofre­cer acti­vi­da­des alter­na­ti­vas. Ade­más, enfa­ti­za la impor­tan­cia de tra­ba­jar la fle­xi­bi­li­dad cog­ni­ti­va y las fun­cio­nes eje­cu­ti­vas, espe­cial­men­te en niños y ado­les­cen­tes. Jocelyn sugie­re vol­ver a méto­dos tra­di­cio­na­les de apren­di­za­je como resú­me­nes y mapas men­ta­les para mejo­rar la aten­ción y memo­ria, des­ta­can­do la impor­tan­cia del jue­go y la inter­ac­ción per­so­nal en el desa­rro­llo cog­ni­ti­vo y emo­cio­nal.

Colaboración para niños hiperactivos

La con­fe­ren­cia abor­da estra­te­gias para ayu­dar a niños con hiper­ac­ti­vi­dad y la impor­tan­cia de la cola­bo­ra­ción entre padres, tera­peu­tas y escue­las. Jocelyn enfa­ti­za que el tra­ba­jo con niños y ado­les­cen­tes debe invo­lu­crar tan­to a la escue­la como a la tera­pia y el hogar, des­ta­can­do la impor­tan­cia de la psi­co­edu­ca­ción para los padres. Se anun­cia una pró­xi­ma con­fe­ren­cia sobre comu­ni­ca­ción aser­ti­va con los hijos y se men­cio­na un nue­vo espa­cio psi­co­edu­ca­ti­vo para jóve­nes lla­ma­do “Tu rollo en con­fian­za”.

Acompañamiento familiar en casos de duelo infantil — Mtra. Claudia Elizabeth Roldán Castro

Clau­dia pre­sen­tó sobre el acom­pa­ña­mien­to fami­liar en casos de due­lo infan­til, expli­can­do las mani­fes­ta­cio­nes y eta­pas del pro­ce­so de due­lo, así como la impor­tan­cia de reco­no­cer y abor­dar las pér­di­das en la infan­cia. Enfa­ti­zó la nece­si­dad de pro­por­cio­nar herra­mien­tas ade­cua­das a los niños para enfren­tar la adver­si­dad, adap­tan­do el acom­pa­ña­mien­to según su edad y desa­rro­llo, y des­ta­có la impor­tan­cia de la auto­rre­gu­la­ción emo­cio­nal de los adul­tos en este pro­ce­so. Final­men­te, com­par­tió recur­sos y reco­men­da­cio­nes para ayu­dar a niños y ado­les­cen­tes a pro­ce­sar el due­lo y las pér­di­das, inclu­yen­do con­se­jos sobre cómo mane­jar situa­cio­nes espe­cí­fi­cas como el diag­nós­ti­co de enfer­me­da­des cró­ni­cas en niños.

  • Pro­ce­sar su pro­pio dolor y emo­cio­nes antes de acom­pa­ñar a los niños en el due­lo.
  • Expli­car la pér­di­da o muer­te a los niños de mane­ra cla­ra y sin­ce­ra, de acuer­do a su nivel de desa­rro­llo.
  • Per­mi­tir que los niños par­ti­ci­pen en los ritua­les fune­ra­rios, expli­cán­do­les pre­via­men­te lo que suce­de­rá.
  • Com­par­tir sus emo­cio­nes con los niños de mane­ra apro­pia­da, mos­tran­do que está bien sen­tir­se tris­te.
  • Man­te­ner las ruti­nas de los niños lo más pron­to posi­ble des­pués de una pér­di­da.
  • Bus­car ayu­da pro­fe­sio­nal si el due­lo per­sis­te o se com­pli­ca.
  • Uti­li­zar recur­sos como libros y pelí­cu­las para ayu­dar a los niños a enten­der y pro­ce­sar el due­lo.
  • Escu­char acti­va­men­te a los niños y per­mi­tir­les expre­sar sus emo­cio­nes y pre­gun­tas sobre la pér­di­da.
  • Refor­zar la segu­ri­dad y el amor hacia los niños duran­te el pro­ce­so de due­lo.
  • Cui­dar su pro­pia salud emo­cio­nal para poder acom­pa­ñar ade­cua­da­men­te a los niños.

Acompañamiento familiar en casos de duelo infantil

Clau­dia pre­sen­ta sobre el acom­pa­ña­mien­to fami­liar en casos de due­lo infan­til. Ella enfa­ti­za la impor­tan­cia de recor­dar nues­tras pro­pias expe­rien­cias de pér­di­da en la infan­cia para enten­der mejor las nece­si­da­des de los niños. Clau­dia expli­ca que la fami­lia es el lugar don­de los niños desa­rro­llan segu­ri­dad y recur­sos para enfren­tar cri­sis, y que cual­quier pér­di­da, inclu­so para bebés muy peque­ños, pue­de tener un impac­to sig­ni­fi­ca­ti­vo. Ella des­ta­ca que lo más impor­tan­te no es solo el even­to de pér­di­da, sino cómo la fami­lia acom­pa­ña y con­sue­la al niño duran­te el pro­ce­so.

Pérdidas en la infancia

Clau­dia expli­ca que las pér­di­das en la infan­cia pue­den incluir cam­bios en la ruti­na, estruc­tu­ra fami­liar y rela­cio­nes, como la pér­di­da de una mas­co­ta o el cam­bio de resi­den­cia. Enfa­ti­za la impor­tan­cia de reco­no­cer estas pér­di­das apa­ren­te­men­te peque­ñas, que los adul­tos a menu­do pasan por alto, pero que son sig­ni­fi­ca­ti­vas para los niños. Clau­dia defi­ne el due­lo como una res­pues­ta emo­cio­nal total a la pér­di­da, que impli­ca una gama de pen­sa­mien­tos, sen­ti­mien­tos y con­duc­tas, y des­ta­ca la impor­tan­cia de abor­dar la incer­ti­dum­bre y el mie­do que los niños pue­den expe­ri­men­tar duran­te el pro­ce­so de due­lo.

Duelo en niños

Clau­dia expli­ca cómo el due­lo se mani­fies­ta de mane­ra inte­gral en los niños, afec­tan­do su com­por­ta­mien­to, pro­ce­sos men­ta­les y ape­go. Des­ta­ca la impor­tan­cia de dar herra­mien­tas a los peque­ños para enfren­tar la adver­si­dad en lugar de sobre­pro­te­ger­los, con el obje­ti­vo de que logren la inde­pen­den­cia. Ade­más, des­cri­be las diver­sas mani­fes­ta­cio­nes del due­lo, inclu­yen­do sín­to­mas físi­cos, cam­bios con­duc­tua­les, pro­ble­mas cog­ni­ti­vos y alte­ra­cio­nes emo­cio­na­les, enfa­ti­zan­do que los adul­tos deben mane­jar sus pro­pias emo­cio­nes para poder ense­ñar a los niños.

Proceso de duelo y recursos personales

Clau­dia expli­ca las dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes y eta­pas del pro­ce­so de due­lo, tan­to a nivel indi­vi­dual como fami­liar. Des­ta­ca que el due­lo no es sim­ple­men­te acep­tar la pér­di­da, sino pro­ce­sar­la a tra­vés de diver­sas fases que pue­den durar años, depen­dien­do de los recur­sos per­so­na­les y las cir­cuns­tan­cias. Enfa­ti­za la impor­tan­cia de abor­dar el due­lo de mane­ra inte­gral, aten­dien­do a las mani­fes­ta­cio­nes físi­cas, con­duc­tua­les, cog­ni­ti­vas, psi­co­ló­gi­cas y espi­ri­tua­les. Ade­más, men­cio­na que en el con­tex­to fami­liar, el due­lo afec­ta la diná­mi­ca del sis­te­ma y requie­re un enfo­que espe­cí­fi­co para su mane­jo.

Acompañamiento de duelo familiar

Clau­dia expli­ca las eta­pas y tareas del pro­ce­so de due­lo fami­liar, enfo­cán­do­se en cómo acom­pa­ñar a los niños según su edad. Des­ta­ca la impor­tan­cia de reco­no­cer la reali­dad de la pér­di­da, com­par­tir la expe­rien­cia, reor­ga­ni­zar el sis­te­ma fami­liar y crear nue­vos víncu­los. Enfa­ti­za la nece­si­dad de pro­por­cio­nar infor­ma­ción cla­ra y sin­ce­ra, incluir a los niños en el pro­ce­so, y adap­tar el acom­pa­ña­mien­to según la eta­pa de desa­rro­llo del niño. Clau­dia sub­ra­ya la impor­tan­cia de la auto­rre­gu­la­ción emo­cio­nal de los adul­tos para mode­lar un afron­ta­mien­to segu­ro y ayu­dar a los niños a expre­sar sus emo­cio­nes y sen­sa­cio­nes.

Procesando el dolor propio

En la reu­nión, clau­dia habló sobre la impor­tan­cia de com­pren­der y pro­ce­sar el dolor pro­pio al tra­tar con situa­cio­nes difí­ci­les. Ella enfa­ti­zó la nece­si­dad de cues­tio­nar las pro­pias creen­cias y pro­por­cio­nar expli­ca­cio­nes cla­ras a los niños, adap­ta­das a su nivel de desa­rro­llo. Clau­dia tam­bién des­ta­có el valor de par­ti­ci­par en ritua­les como una opor­tu­ni­dad para des­pe­dir­se de la per­so­na que murió. Sugi­rió que los padres deben estar pre­pa­ra­dos para res­pon­der pre­gun­tas de los niños y expre­sar sus pro­pias emo­cio­nes duran­te estos momen­tos difí­ci­les. Final­men­te, enfa­ti­zó la impor­tan­cia de pro­por­cio­nar con­sue­lo y tran­qui­li­dad a los niños y ani­mar­los a expre­sar sus pro­pios sen­ti­mien­tos.

Acompañamiento en el proceso de duelo

Clau­dia expli­ca la impor­tan­cia de escu­char y acom­pa­ñar ade­cua­da­men­te en el pro­ce­so de due­lo, espe­cial­men­te en niños. Enfa­ti­za la nece­si­dad de vol­ver a la ruti­na lo antes posi­ble, pero crean­do espa­cios para ritua­les y bus­can­do apo­yo en la escue­la. Clau­dia des­ta­ca situa­cio­nes en las que se debe bus­car ayu­da pro­fe­sio­nal, como even­tos trau­má­ti­cos, due­los acu­mu­la­dos o cuan­do los cui­da­do­res pri­ma­rios tam­bién están afec­ta­dos. Final­men­te, pre­sen­ta dife­ren­tes enfo­ques tera­péu­ti­cos y meto­do­lo­gías como el coaching tana­to­ló­gi­co, la psi­co­te­ra­pia y la tana­to­lo­gía, sub­ra­yan­do la impor­tan­cia de ele­gir la herra­mien­ta ade­cua­da según las nece­si­da­des espe­cí­fi­cas de cada caso.

Recursos para el duelo infantil

Clau­dia com­par­te recur­sos y reco­men­da­cio­nes para ayu­dar a niños y ado­les­cen­tes a pro­ce­sar el due­lo y las pér­di­das. Sugie­re uti­li­zar libros, pelí­cu­las y mate­rial audio­vi­sual adap­ta­do a dife­ren­tes eda­des para abor­dar temas como la enfer­me­dad, la muer­te y el cán­cer. Enfa­ti­za la impor­tan­cia de que los adul­tos sean cons­cien­tes de cómo mode­lan el mane­jo de las emo­cio­nes y el mie­do a los niños. Clau­dia tam­bién reco­mien­da sitios web como uni­cef y el luna para obte­ner infor­ma­ción adi­cio­nal sobre cómo acom­pa­ñar el pro­ce­so de due­lo en los jóve­nes.

Diagnóstico de diabetes infantil

Clau­dia ofre­ce con­se­jos sobre cómo mane­jar el diag­nós­ti­co de dia­be­tes infan­til en una niña de 9 años. Ella enfa­ti­za la impor­tan­cia de que los cui­da­do­res pri­ma­rios reci­ban apo­yo y ase­so­ra­mien­to antes de abor­dar el tema con la niña. Clau­dia sugie­re for­ta­le­cer el áni­mo de la niña, pro­por­cio­nar­le herra­mien­tas y segu­ri­dad, y evi­tar la lás­ti­ma. Tam­bién reco­mien­da que la fami­lia cues­tio­ne sus pro­pias creen­cias y mie­dos para no trans­mi­tir­los a la niña, y que se enfo­quen en desa­rro­llar su valen­tía y cora­je fren­te a la enfer­me­dad.

Yo sicario

Yo sicario

(Por: Dioner Francis Marín Puelles, docente EP Psicología UCV Trujillo)

Nues­tra socie­dad se ha vis­to inva­di­da terri­ble­men­te por el sica­ria­to. En com­pa­ra­ción a una déca­da, el incre­men­to de muer­tes por esta moda­li­dad ha ido en sobre­ma­ne­ra. Los meca­nis­mos que gobier­nan la men­te de un sica­rio pue­den ser com­ple­jos. Des­de el mis­mo apren­di­za­je por imi­ta­ción o vica­rio a tra­vés de series, pelí­cu­las que orien­tan y auto­ma­ti­zan el com­por­ta­mien­to has­ta la varie­dad diná­mi­ca y diver­sa de defen­sas psi­co­ana­lí­ti­cas. Indis­cu­ti­ble­men­te los fac­to­res psi­co­so­cia­les, polí­ti­cos y de otra índo­le tam­bién enmar­can esta con­duc­ta anti­so­cial, sin embar­go, en esta opor­tu­ni­dad abor­da­re­mos las defen­sas psi­co­ló­gi­cas inmer­sas.

La cosi­fi­ca­ción del otro, dina­mis­mo median­te el cual se tra­ta a los demás no como per­so­nas, sino como cosas. En la men­te de un sica­rio el pago por silen­ciar una vida, se “jus­ti­fi­ca” por el des­pre­cio de esta. Es el mer­can­ti­lis­mo puro, la com­pra y la ven­ta de un ser­vi­cio. No hay moral ni nor­ma que impor­te y lo impi­da. La cosi­fi­ca­ción coexis­te con un súper yo pobre­men­te desa­rro­lla­do. El súper yo es el con­te­ne­dor de los prin­ci­pios, nor­mas y para evo­lu­cio­nar, requie­re que sus dos ele­men­tos: el ideal del yo y la con­cien­cia moral, se com­ple­men­ten equi­li­bra­da­men­te. El ideal del yo, es el yo ilu­so­rio, el que se sus­ten­ta en la fan­ta­sía, muy nece­sa­rio para el desa­rro­llo del jue­go en la infan­cia y la niñez, prue­ba de ello la gran ima­gi­na­ción de los niños en sus inter­ac­cio­nes lúdi­cas. Poco a poco, con­for­me al desa­rro­llo humano, el ideal del yo tie­ne que apla­car­se y adap­tar­se a las exi­gen­cias del entorno social, por ello la adqui­si­ción de la con­cien­cia moral, el otro com­po­nen­te del súper yo. Esta per­mi­te el res­pe­to al pró­ji­mo, la eje­cu­ción de valo­res; entre otros. En la men­te de un sica­rio, el ideal del yo, fun­cio­na per­ver­sa­men­te y lucha cons­tan­te­men­te con­tra la reali­dad, care­cien­do de una con­cien­cia moral con­sis­ten­te. Ello expli­ca el con­ti­nuo arre­ba­to y frial­dad del vic­ti­ma­rio. Para él, reci­bir dine­ro para matar a alguien corres­pon­de a un jue­go, sim­ple­men­te es como eli­mi­nar o dese­char una cosa, algo míni­mo, ínfi­mo e irri­so­rio. El adul­to al fun­cio­nar con un ideal del yo per­tur­ba­do, hace y des­ha­ce en su entorno como si fue­ra su jugue­te.

Aun así, lo ante­rior requie­re de más meca­nis­mos: la iden­ti­fi­ca­ción pro­yec­ti­va, que se basa en la pro­yec­ción, la cual con­sis­te en atri­buir incons­cien­te­men­te a otros lo que uno es. Sin embar­go, este meca­nis­mo es más com­ple­jo, debi­do a que su pro­yec­ción es per­ver­sa y malig­na, pro­yec­tan­do con gran impul­so el ata­que y des­pre­cio (de viven­cias de vio­len­cia y trau­mas pro­pios) en los demás. Por ello es tan fácil eli­mi­nar a los otros por unos cuan­tos soles, en sí, se des­tru­ye a la víc­ti­ma, des­pla­zan­do toda la mal­dad y agre­si­vi­dad que el vic­ti­ma­rio acae­ció en su vida, eh ahí el fun­da­men­to de este meca­nis­mo tan des­bor­da­do. El cli­va­je obje­tal, tam­bién deno­mi­na­do des­do­bla­mien­to de los ima­gos es otro meca­nis­mo que se adhie­re a la per­ver­sión del sica­rio. Este pro­ce­so con­sis­te en el abor­da­je de la víc­ti­ma en un tra­to “bueno” y uno malo, de mane­ra espe­cial por los extor­sio­na­do­res. El pri­me­ro, fun­da­men­ta el ofre­ci­mien­to del “cha­le­queo” a la víc­ti­ma, de pro­te­ger­la de otras ame­na­zas, cla­ro está con el pago soli­ci­ta­do. El tra­to malo impli­ca la mera extor­sión con el pedi­do fre­cuen­te de cupos con el incre­men­to pau­la­tino y de ten­ta­ti­vas o rea­li­za­cio­nes de aten­ta­dos. El cli­va­je obje­tal bus­ca engan­char a la víc­ti­ma de por vida, vul­ne­rar­la al anto­jo psi­co­pá­ti­co.

Por otro lado, la dádi­va eco­nó­mi­ca no es lo úni­co que bus­ca el sica­rio, sino la sen­sa­ción de poder y aplas­ta­mien­to del otro. Cabe men­cio­nar que el dine­ro es tan solo un media­dor. La men­te de un sica­rio está pre­dis­pues­ta a matar por pla­cer. Las ver­sio­nes de que accio­nan solo a “nivel pro­fe­sio­nal” son meras racio­na­li­za­cio­nes (pre­tex­tos) de su carác­ter delin­cuen­cial.

Que­da en noso­tros refle­xio­nar seria­men­te que los sica­rios son el pro­duc­to de una degra­da­ción social en el desa­rro­llo moral, inte­lec­tual, de la pér­di­da del sen­ti­mien­to hacia el otro, en todas las esfe­ras: fami­liar, edu­ca­ti­va, his­tó­ri­ca, cul­tu­ral; entre otras. El sica­ria­to corres­pon­de al espe­jo de una socie­dad.