May 16, 2007
Subjetividad y praxis: la diversidad de los contextos culturales
Por Marco Eduardo Murueta1
Subjetividad objetiva y objetividad subjetiva
La objetividad es lo verdaderamente subjetivo. La subjetividad es lo verdaderamente objetivo. Lo más subjetivo es lo objetivo. Lo más objetivo es lo subjetivo.
Por una parte, cuando se tiene un objeto, hay múltiples ángulos y momentos en que éste puede circunscribirse, desde cada uno de los cuales se va haciendo distinto, es decir, se va haciendo otro objeto. El objeto cambia al modificarse el contexto, la historia en la que se enmarca y que siempre va siendo distinta. El objeto que en un momento llamó la atención por su novedad al poco tiempo se hace viejo e indiferente, es otro. Pero, aún más, generalmente un objeto nace ambiguo y complejo por la simultánea diversidad y movimiento de los contextos en los que se inserta desde el principio. Así, un objeto es siempre muchos objetos, hay una infinitud de objetos implicada en cada objeto, porque son infinitos sus contextos.
Por la otra parte, no hay nada más patente y vívido, es decir, no hay nada más objetivo, que las emociones cuando éstas son intensas, aunque a veces no se tenga palabras para describirlas.
A diferencia de lo externo que puede ser observado desde diversos ángulos y tiene desde su origen múltiples facetas, lo interno únicamente es desde el ángulo mismo en que fue captado por la persona que lo observa; no es otra cosa, sino eso mismo que fue percibido internamente. Es dolor, es alegría, es nostalgia, es un recuerdo, una imagen, una narración que el observador ha percibido desde el único plano en que existen. En cuanto esas emociones y vivencias internas pueden analizarse se transforman en externas y dejan de ser lo que fueron originalmente al entrar en relación con otros contextos.
Con entrenamiento una persona puede aprender a describir con alta fidelidad sus emociones y la forma en que desarrolló un pensamiento, así como puede narrar sus sueños que solamente tienen un único ángulo desde el que son soñados. Sin embargo, debe quedar claro que al nombrar o describir un hecho éste se transforma. Por eso se dice que el sueño narrado es siempre distinto del sueño soñado, y lo mismo ocurre con cualquier otro objeto. Todo objeto al ser representado se modifica, se hace otro en cada ocasión en que se recuerda. Entendiendo esto, podríamos tener claro que “el pasado se puede cambiar” y de hecho cambia con sólo mencionarlo, como cambia un libro o una película a los que se entra por segunda o enésima vez. Los seres humanos estamos condenados a transformar todo lo que tocamos, aún cuando no sea esa la intención. Por eso la cultura crece y se modifica con la reiteración, con los rituales, con las costumbres.
Las emociones y los pensamientos tienen un sentido primigenio único, mientras que lo externo es desde el primer momento diverso, polisémico. Pero lo interno sólo puede pervivir externalizándose, es decir, haciéndose otro. La vivencia pasa a ser recuerdo. Los recuerdos, es decir, el pasado, va cambiando conforme pasa la vida; lo que un día fue tristeza y debilidad después se transforma en orgullo y fortaleza, tal como lo muestran las historias heroicas.
En psicología, los objetivistas no confiaban en la percepción directa de los datos, sino en la medida en que dos o más sujetos observadores estaban de acuerdo, con lo cual sus datos resultan “intersubjetivos”. Del otro lado, muchos teóricos de la subjetividad, en cambio, no parecen preocuparse mucho por confirmar sus observaciones, las consideran verdaderas y válidas desde el primer momento, como si fueran objetivas.
A principios del siglo XXI, todavía hay muchos objetivistas que no han entendido que los ojos y los oídos han sido educados para percibir lo que perciben, tienen una historia y corresponden a actitudes y creencias ideológicas, y que, por tanto, lo mismo ocurre con todos los patrones de medida a los que han considerado como si fueran impersonales o ahistóricos.
Los teóricos de la subjetividad no se percatan de que los fenómenos que consideran “subjetivos” se producen “objetivamente” y se relacionan de manera objetiva con las condiciones de vida material en que se desenvuelven personas y grupos. Los teóricos de la subjetividad no comprenden lo que bien dice Pablo Fernández Christlieb (2004) acerca de que el pensamiento ocurre no sólo en la cabeza de las personas sino que pensamos con movimientos corporales y con las cosas que nos rodean. Por ejemplo, un lápiz o una computadora, así como la ordenación que hay en un supermercado son elementos del pensar de individuos y colectivos. Al dialogar se piensa también a través de las palabras del otro.
En efecto, todo es subjetivo debido a su objetividad y es objetivo por su subjetividad. Esa es la realidad, decía Hegel. No es que el objeto sea otro más allá de su apariencia, sino que la apariencia es ya una parte del objeto real que se forma de múltiples, sucesivas e infinitas formas de su aparecer. Así, objetividad y subjetividad, tanto en el sentido ontológico y epistemológico como en su dimensión propiamente psicológica, incluso individual, son dimensiones mutuamente constitutivas. Por eso puede decirse que también el psicótico tiene razón, como ya nos lo habían hecho ver, por una parte Cervantes y, por otra, Erasmo de Rotterdam. Y, siendo consecuentes, también habría que decir que el saber absoluto pretendido por Hegel no deja de constituir un delirio de grandeza que, por cierto, muy pocos han podido comprender.
Praxis y semiótica
Los seres humanos –como dice Heidegger (1927/1983; pp. 97–103)– estamos “arrojados” en la significatividad. Vivimos en la significatividad como los peces en el agua; o más aún, porque no podemos siquiera imaginar o pensar un mundo sin significados. La falta de significados, la nada, equivale al olvido o a la muerte que, sin embargo, no puede comprenderse sino como otra forma de vida: el muerto vive: es un conjunto semiótico vivo. Todo mundo posible es un conjunto semiótico en movimiento. Todo tiene el carácter de signo o de símbolo, todo es semiótico. Cada cosa es un significante y un significado. Más exactamente todo es polisémico, es decir, es muchos significantes y muchos significados, de manera sincrónica y diacrónica. Los significados se vuelven significantes de otros significados, en una madeja infinita que la filosofía y las ciencias intentan desenredar y, paradójicamente, muchas veces enredan más.
En esta perspectiva, tienen el mismo estatuto ontológico las representaciones mentales, los sueños y las emociones, las acciones corporales, el pensamiento, las palabras y las correspondientes acciones de otros; las cosas materiales y las cosas inmateriales con las que interactuamos. Todo es objetivo-subjetivo porque todo es semiótico.
Es con esta visión que por fin puede unirse en un solo proceso integral el alma y el cuerpo, la mente y la conducta, lo inconsciente y lo consciente, la teoría y la práctica. A esta dinámica integral de los seres humanos le llamamos “praxis”, es decir, acción humana.
La praxis se caracteriza por la pre-visión. Pero esa pre-visión sólo es posible por la incorporación del pasado, del pasado propio y del pasado de otros. No es posible imaginar nada que no sea una recombinación de lo vivido individual y colectivamente. La praxis se muestra así como temporalidad, como un presentarse continuo adviniendo lo que ha sido (al revés de cómo lo vió Heidegger, Op. Cit.). El significado es un producto histórico que abre siempre otras posibilidades, inmediatamente es un significante polisémico. Cada palabra abre varios discursos posibles y el hablante va eligiendo. Al mismo tiempo que quien lo escucha hace un esfuerzo para seguirlo y no perderse en los discursos propios que se le van generando. Por eso, muchas veces tenemos que leer otra vez la frase o el párrafo al regresar de una de las tantas distracciones provocadas por algunas palabras o frases que van tocando puntos diversos de la historia personal.
A esa continua polisemia le hemos llamado “haz semiótico”. Todo símbolo irradia significados con diferente fuerza evocadora, algunos más claros y distintos y otros sutiles, ambiguos, traslapados, mezclados o integrados. Es lo que explica el fenómeno de la “condensación” que Freud encontró en la interpretación de los sueños. Es la multiplicidad simultánea y continua de la “asociación libre”.
El paso de unos significados a otros es un producto indisolublemente emocional y cognitivo que en todos los casos constituye una acción, una acción cerebral o motriz o ambas. No debe olvidarse que la acción motriz es siempre una acción semiótica, tal como lo ha planteado Bruner (1991).
Los procesos de significado o procesos semióticos tienen otra muy importante peculiaridad: para generarse y mantenerse requieren ser compartidos. El aislamiento prolongado va borrando los significados hasta que llega el momento en que no puede mantenerse la coherencia. Pero desde un principio, la sensación de falta de sentido, de ambigüedad o confusión de los significantes y los significados genera tensión emocional (neurosis). La curiosidad y la “avidez de novedades” buscan retomar el camino del compartir la significatividad. Pero si el “anonadamiento” (la sensación de la nada) se prolonga o se intensifica, la ansiedad se eleva y sólo puede disminuirse transitoriamente a través de tres caminos:
-
Provocarse artificiosa y compulsivamente sensaciones placenteras (comer, beber, fumar, drogarse, ir de compras, sexualidad, juegos para pasar el tiempo, televisión, música, etc.).
-
Causar malestares a otros (a través de culpas, burlas, menosprecio, sometimiento, agresión).
-
Exigir a otros que actúen a partir de criterios rígidos o estereotipados y, por tanto, absurdos. Desde el fanatismo religioso hasta la discriminación y las modas.
Como es obvio, en los tres casos se trata de significaciones forzadas que se mantienen funcionando como círculos viciosos: ansiedad-compensación transitoria-ansiedad. La vida se hace superficial y, no obstante esas fórmulas paliativas cada vez más sofisticadas y patológicas, gradualmente va hundiéndose en la angustia-desesperación provocada por el creciente sentido de soledad y frustración.
Esas son las tres características que, desgraciadamente, van predominando en la humanidad conforme se avanza en el aislamiento individualista que acompaña al supuesto progreso. No es casual que algunos de los países con mayor poder tecnológico tengan altos índices en drogadicción, obesidad, infartos, violencia callejera, familiar y militar, depresión prolongada, suicidios, etc. De lo cual, tienden a culpar a los países que tienen sometidos. Según ellos, sus jóvenes se drogan porque los narcotraficantes latinoamericanos llevan las drogas hasta la puerta de las escuelas. No advierten que son esos jóvenes y no-tan-jóvenes, ansiosos de la droga por el individualismo en que viven, los que generan el fenómeno del narcotráfico. Que aunque encierren en las cárceles a todos los narcotraficantes actuales surgirán otros que cubran esa necesidad objetivo-subjetiva de sus habitantes. Esos países poderosos, vigilan y controlan la manera de ser de todos los países para que sean a ejemplo y semejanza de ellos.
Hábitos y lenguaje
La significatividad se organiza como conjunto de hábitos y como lenguaje. Como conjunto que integra progresivamente hábitos sensoriomotrices o praxias, hábitos estéticos o gustos, hábitos emocionales o sentimientos y hábitos cognitivos o creencias (Cfr. el concepto de habitus en Bordieu, 1988). Los significados no-verbales y los verbales –como lo vió Vygotski (pensamiento y lenguaje)– se combinan, se entrecruzan, para hacer posible la praxis, es decir, la acción humana y su evolución histórica.
La memoria se genera mediante los hábitos no-verbales y la estructuración lingüística (que también es una estructuración de hábitos lingüísticos). El lenguaje organiza y consolida los gustos, los sentimientos, las creencias, las praxias y así permite la memoria verbal y la re-creación presente de los acontecimientos emocionalmente significativos. Por eso puede hablarse de una prehistoria para referirse a la etapa en que la humanidad aún no había logrado la grafía, que permite la memoria a largo plazo y que evoluciona a través de las generaciones. De la misma manera, por razones análogas, una persona no puede recordar sus vivencia anteriores a lo que Vygotski concibió como “lenguaje internalizado”.
Las palabras estructuran el mundo. Las palabras, sin embargo, son culminación de la estructuración piramidada o metacognitiva de los hábitos. Los hábitos se “molarizan”, es decir, se integran en paquetes y se vinculan con otros hábitos y paquetes de hábitos. Las palabras avanzan hacia su forma conceptual más alta en la medida en que integran o empaquetan conjuntos de hábitos sensoriomotrices, emocionales, estéticos y cognitivos. Las palabras representan conjuntos significativos de diferente nivel y se relacionan con otras palabras para integrarse en clases, ordenaciones, operaciones lógicas, operaciones matemáticas.
En ese sentido, la organización y formación de los conceptos-palabras tiende a una parábola: como lo descubrió Piaget (Piaget e Inhelder, 1978; Piaget, 1979), las palabras nacen como nombres pegados al objeto o acción que designan; luego van haciendo abstracción para integrar clases de objetos y variables abstractas, llegan a la representación algebraica y cibernética y, con una perspectiva dialéctica (a la que no llegó Piaget), pueden volver a integrar lo abstracto y lo concreto. El pensamiento dialéctico integra en un solo proceso el razonamiento lógico y la intuición no-verbal, la técnica y el arte, el trabajo y el juego.
Las palabras son esqueleto del conjunto semiótico en el que nacen y se desarrollan. Nombrar es abrir un nuevo orden, dirigir la atención, introducir un referente compartido, coordinar y dirigir las acciones (Luria, 1979). Lo que no se pone en lenguaje flota en el ambiente psicológico de la vida individual o de un grupo; anda como rebotando entre posibilidades límite que imponen las costumbres, los rituales, los hábitos colectivos; en los que también se ve “arrojada” cada persona, forzada a repetirlos.
Pero los nombres, apenas se crean, se vuelven polisémicos, es decir, nombran objetos que se van haciendo distintos. Cada nombre se inserta dentro de las múltiples historias que se sintetizan tanto en una determinada colectividad como en un individuo concreto. A pesar de los diccionarios, todos las palabras son ambiguas. Lo que dice el hablante es siempre diferente de lo que oye el que lo escucha. Es diferente porque sus contextos históricos son distintos.
Los signos o símbolos son al mismo tiempo compartidos y no-compartidos. Los signos se comparten más cuando se insertan en historias y prácticas similares o complementarias. Los signos, a su vez, dirigen las historias y las prácticas colectivas. Eso es lo que plantea Gramsci con su concepto de hegemonía. La sociedad se organiza a través de relaciones práctico-intuitivas y práctico-lingüísticas surgidas históricamente. Gramsci (1975) considera esencial modificar intencionalmente la significatividad concreta que cohesiona y le da identidad a una determinada colectividad. Para ello, es necesario diseñar nuevos conceptos, aprender a nombrar, crear nuevas palabras para dar otra forma estructural a las acciones-no verbales; pero, también lo recíproco: producir nuevos tipos de acciones-no verbales como caldo de cultivo de los nuevos conceptos. Lo uno sin lo otro es trivial. Hay que hacer palabras para nombrar las prácticas no-verbales socialmente emergentes, y al mismo tiempo, es necesario abrir nuevas posibilidades prácticas a través de señalar absurdos lógicos y derivar propuestas técnicas.
Identidad y diversidad cultural
Lo que los psicólogos llaman “autoidentidad” o “Yo”, también debe comprenderse como un determinado conjunto semiótico, con una historia y un porvenir. El “yo” tiene su significado articulado con el significado del mundo del que forma parte y que, bien vistas las cosas, en realidad el mundo es también parte del “yo” mismo. El “yo” también es plurisémico y por tanto puede comprenderse como un “haz semiótico”, como todos los haces semióticos y los haces luminosos, continuamente titilando, y así puede imaginarse como un espectro en movimiento que cambia su configuración a cada paso.
Si el mundo se desdibuja por el aislamiento social, también se hace borrosa la sensación de sí mismo y la autopercepción. Esto redunda en la búsqueda de esas sensaciones que también reducen la angustia porque –mientras dura su efecto– ayudan a reafirmar la identidad personal.
No basta con señalar la influencia de culturas determinadas sobre los sentidos concretados en una persona, es necesario comprender de qué manera la diversidad cultural impacta, se arraiga y se desarrolla en cada caso. Profundizar en temas como formación estética (educación de los sentidos), incorporación y producción intencional de mensajes, tradiciones y valores. Los seres humanos somos capaces de tomar como propias experiencias de otros a través de la comunicación, para generar acciones socialmente pertinentes. La praxis individual y colectiva es producto de la historia-cultura, tanto como lo inverso. La realidad surge históricamente conforme los seres humanos producen y reprocesan significados de su actividad-mundo, es decir, de su praxis. La diversidad de praxis es clave para entender la diversidad cultural que, a su vez, se sintetiza en cada praxis individual o colectiva.
Freud introdujo el concepto de “superyo” para referir la introyección o incorporación de valores culturales a la personalidad de los individuos. Según Freud, el “superyo” integra tanto al “ideal del yo” como a “la censura moral” que delimita lo que el individuo debe hacer y aquello que le está permitido. Sin embargo, para Freud toda la energía motivacional proviene del “ello”, de las “pulsiones” innatas de vida y de muerte. Freud concibió al “superyo” como algo esencialmente monolítico pues no tomó en cuenta la diversidad cultural en que se desenvuelve cada persona. Ese concepto freudiano de “superyo” puede volverse más interesante si se le concibe desde la diversidad cultural, y, por tanto, puede establecerse una fuerza motivacional personal originada por las contradicciones culturales que incorpora de sus padres, de la escuela, de los medios de comunicación y de otras influencias semióticas. La fuente principal de la motivación personal, así, no sería de carácter biológico sino semiótico-cultural, o sea histórica, y esto implica una propuesta muy relevante en la psicología contemporánea, particularmente en América Latina, crisol de todas las culturas.
En ese sentido, resulta interesante la relación entre el concepto de praxis y la introyección compleja de diversos valores culturales. Las relaciones prácticas (sensoriales, estéticas) de una persona con el medio cultural que le rodea, al mismo tiempo son producto de una historia semiótica y, por tanto, cultural, como generan nuevas dimensiones semióticas y producen cultura.
Es necesario revolucionar el concepto de cultura. Toda cultura implica una diversidad cultural en su interior, todas las culturas son culturas híbridas –como diría García Canclini (1990). Un niño tiene la influencia esencial de las culturas familiares diferentes de las que provienen sus padres o tutores; la dinámica cultural de las familias se enfrenta con las culturas escolares, inclusive cada maestro y cada compañero de la escuela son expresión sintética de otras combinaciones culturales. Los medios de comunicación masiva, los comercios, los juguetes y los juegos introducen otros tantos elementos culturales en la autosensación y comprensión de sí mismo y del mundo que le rodea. Las culturas locales se ven alteradas por la globalidad que, a pesar de todo su impacto, no termina de borrarlas.
Por eso Gramsci (1987) concibe al individuo como “la síntesis de las relaciones existentes” y también “la historia de esas relaciones”. “Es el resultado de todo el pasado” –dice–. Lo mismo sería aplicable a un grupo determinado, a una clase social, a una comunidad y a la humanidad toda. En ese sentido, la cultura significa la incorporación-transformación de las vivencias de unos en otros, a través de la re-iteración, como le llama Heidegger (Op. Cit.) al apropiarse de lo que ha sido; al volver a hacer presente lo que ha sido, de una nueva manera, en un nuevo contexto y, por tanto, como algo nuevo.
Se usan las mismas palabras que siempre dicen algo distinto, y por tanto son otras; se aplican las mismas técnicas para producir efectos esperados en situaciones diferentes por lo que la técnica siempre integra la intuición de la posibilidad que nunca es certeza absoluta; se re-producen las costumbres y los rituales como continuidad e identidad histórica de individuos y comunidades que van dejando de ser lo que eran, las identidades se transforman. A través de ello se concretan y consolidan valores personales y compartidos por colectividades determinadas, sin dejar de tener la tensión y el movimiento que antes referimos; lo mismo ocurre con las creencias y códigos de comunicación, como base para la “sociedad”, es decir, como base de la acción coordinada, de la cooperación y de la memoria individual y colectiva. Sin la re-iteración es imposible recordar, y por tanto no sería posible tener historia e identidad; no es posible el ser humano.
Así, la cultura es –como decía Gramsci– organización progresiva, individual y colectiva. Una cultura compleja permite una organización compleja, pero también viceversa. La apropiación o re-iteración de las experiencias y vivencias de otros es lo que permite entender su punto de vista, sus propuestas y el sentido de sus acciones; elementos indispensables para coordinar acciones colectivas.
Cultura y pseudocultura
Quienes tengan acceso a experiencias diversas y ricas en su contenido tendrán más cultura (al poder re-iterar dichas experiencias) y, por tanto, podrán captar en mayor medida los matices de personalidades y situaciones logrando imaginar combinaciones y posibilidades complejas de mayor alcance práctico. Podrán convocar a opciones entendibles para muchos sin necesidad de imponerles un determinado punto de vista. La imposición, la violencia, en el fondo significa impotencia, incapacidad para comprender las motivaciones de los otros, su punto de vista, su valor social e histórico, es decir, falta de cultura o anquilosamiento de la cultura (pseudocultura). La persona poco culta o anquilosada requiere del poder del dinero y del poder tener un cargo formal o un medio de difusión para amplificar e imponer su lógica, que a esa misma persona se le ha impuesto desde fuera; puede “mandar obedeciendo” a un sistema impersonal que no comprende, pero en el que cree ciegamente. Como dice Pink Floyd, se torna en “otro ladrillo en la pared”, el muro que inhibe la cultura real, el apropiamiento por cada quien de las vivencias más diversas e interesantes de los seres humanos y la posibilidad de crear, haciendo realidad lo que parecían utopías.
A la cultura le es inherente la automatización de experiencias históricamente asimiladas, a través de rituales, costumbres y hábitos (prácticos, creencias, sentimientos y gustos). Pero dicha automatización envejece y poco a poco pierde frescura para acoplarse a situaciones novedosas; de ser una técnica o un hábito necesario y eficaz en determinada época o circunstancia se hace rígida y se vuelve un obstáculo para el cultivo de nuevas creencias, valores y constumbres emergentes en circunstancias distintas; en lugar de ser “cultivo de algo” se transforma en inercia que sólo sirve para cultivar presiones absurdas e irritación personal y colectiva. Esto ha derivado históricamente en que los colectivos y las personas consideren como universales lo que sólo sería válido en determinados contextos, lo cual tiene como efecto lógico el enfrentamiento de los universales de unos con los de otros que provienen de experiencias distintas; los automatismos o inercias de unos contra los de otros. Así la guerra se ha hecho presente en la historia humana, en las familias e incluso en el interior de los individuos. A eso, precisamente, se le puede denominar “psicopatología”: aferrarse a determinados esquemas, supuestos o ilusiones. Las experiencias culturales se transforman a veces en una especie de contra-cultura o pseudocultura.
Con toda la grandiosidad de la cultura humana, hasta ahora y desde hace unos 3000 años la pseudocultura prevalece, incluso ésta se traga y deglute progresivamente a la cultura, deformándola. A eso se refiere Nietzsche (1885/1997) cuando señala cómo lo que originalmente pudo haber sido considerado como “bueno” por su contribución a la vida, a la fortaleza de los invididuos y de las colectividades, al sedimentarse se automatiza y tiene una función contraria. “Pseudocultura” porque en lugar de “cultivar” lo que favorece el bienestar y el desarrollo de los humanos y de la vida en general, paradójicamente cultiva valores, creencias y costumbres que, fuera de su contexto original, resultan contrarios a dicho bienestar y desarrollo.
Desafortunadamente, el poder político y económico, así como las posibilidades de difusión masiva, suelen estar en manos de mentes cerradas, rígidas, a veces incluso obnubiladas, que se han hecho de ese poder a toda costa, pasando sobre quien sea, mintiendo, sobornando, aparentando, etc. Es difícil que una persona realmente culta acepte el costo ético que los actuales sistemas económicos y políticos requieren de sus funcionarios. A mayor cultura real mayor resistencia a la inmoralidad (la mentira, la corrupción, etc.), al fanatismo y a la moralina. Esto no significa que no haya políticos con sensibilidad cultural que realmente busquen contribuir al beneficio colectivo, pero desafortunadamente hasta ahora han sido minoría. Tampoco implica un maniqueísmo, pues entre los dos polos es posible encontrar una gama en la que quizá nadie toque los extremos, lo que implica que en cada individuo y en cada colectivo la cultura y la pseudocultura coexisten en determinadas proporciones, cambiantes según sus nuevas experiencias
La pseudocultura en el poder suele perseguir y atacar a la cultura y a otras versiones de pseudocultura que le son aversivas, para eso están las leyes, las sanciones y las armas. Vigilar y castigar –dirá Foucault (1996). La pseudocultura, realmente no deja de ser una cultura que tiene una actitud cerrada. Como si dijera: “solamente será lo que ya ha sido”. Pero no hay una re-iteración de lo sido ubicándolo en los nuevos contextos, sino concibiendo a lo sido como inmóvil, es decir “fuera de contexto”. Padres y maestros que reprimen las modas juveniles olvidando que ellos también fueron jóvenes reprimidos. Adultos que no son capaces de captar los mensajes de las nuevas generaciones y las circunstancias en que viven.
La pseudocultura se basa en y promueve la desconfianza generalizada, como en el enfoque de Hobbes y Freud. La colectividad continuamente sintiéndose amenazada por los intereses individuales. Para todo hay que crear normas, vigilantes y sanciones respectivas. Por ejemplo, eso sustenta la mal llamada “cultura democrática” que prevalece en el mundo y que muchos dan por sentado como un conjunto de valores universales: la legalidad, la objetividad, la imparcialidad, la tolerancia, el voto influido por el mejor manejo publicitario que con frecuencia promociona a la mediocridad y el egocentrismo; los trucos legaloides, la guerra verbal para demostrar que el otro es peor, etc.
Por el contrario, la cultura implica organización y con-vivencia, o quizá más bien al revés: la con-vivencia (vivencia compartida) como base de la organización. La cultura promueve la confianza recíproca y el afecto. Al con-vivir se captan y se comparten puntos de vista que pueden coordinarse para realizar un proyecto. La co-operación nace de la integración afectiva y la produce. Tener intereses compartidos o captar como propio el interés del otro, de los otros, es el fundamento de la “sociedad” (ser socios).
La pseudocultura invierte el sentido de esa “sociedad”. El inculto o pseudoculto usa a los otros como medios para intereses inmediatos. Cuando colabora en un proyecto lo hace pensando en el beneficio personal que obtendrá de esa “sociedad”, sin importarle el sentido colectivo del proyecto. El inculto está disociado de la comunidad a la que “desafortunadamente” pertenece y desprecia.
La cultura como incorporación-reproducción y apropiamiento de las experiencias de otros –en el grado en que eso ocurra– involucra a cada persona y a cada grupo con la colectividad, promueve el sentido de comunidad, de identidad colectiva integrada en la identidad individual, lo cual es la base verdadera de la responsabilidad social y de la acción ética. Pero el sentido de comunidad no puede surgir como pseudocultura mediante el adoctrinamiento o la coerción, su posibilidad se basa en la expansión y profundización de los afectos (compañerismo, estimación, amistad, amor) mediante la realización de actividades que permitan que unos incorporen lo más directamente posible las experiencias de otros: dialogar escuchando las historias, jugar y convivir, compartir proyectos exitosos. En el grado en que estos tres elementos forman parte de la vida individual y, por tanto, colectiva, la sensación de libertad cobra realidad. Es el sentido esencial de la frase célebre de José Martí: Ser cultos para ser libres.
La libertad de un individuo, de un grupo, de una organización, de un país, de la humanidad toda, se acrecienta conforme en cada caso se integran como propios las perspectivas y los sentimientos de los demás; conforme éstos se hacen una perspectiva y un sentimiento propio. Para ello resulta esencial la familiarización con las diversas historias, los diversos contextos. De esa manera, el libre deseo de un individuo tiende a identificarse con los anhelos y valores profundos de los colectivos en que se desenvuelve, es decir, en los que participa. Con esto se disminuye la funcionalidad de vigilantes y sanciones, al crecer la confianza entre los individuos y hacia las instituciones. Los individuos toman el poder (poder hacer).
Bibliografía
Bordieu, P. (1988) La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Taurus, Madrid.
Bruner, J. (1991). Actos de significado: más allá de la revolución cognitiva. Alianza, Madrid.
Fernández Christlieb, P. (2004). La sociedad mental. Anthropos, Barcelona.
Foucault, M. (1996). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Siglo XXI, Madrid.
García Canclini, N. (1990). Culturas híbridas: Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Grijalbo, México.
Gramsci, A. (1975). Los intelectuales y la organización de la cultura, Juan Pablos Editor. México.
Gramsci, A. (1987) Antología. Selección, traducción y notas de M. Sacristán. Siglo XXI, México.
Heidegger, M. (1927). El ser y el tiempo. Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
Luria, A. (1979).El papel del lenguaje en el desarrollo de la conducta. Cartago, Buenos Aires.
Nietzsche, F. (1885). La genealogía de la moral. Alianza Editorial, México, 1997.
Piaget, J. e Inhelder, B. (1978). Psicología del niño. Morata, Madrid.
Piaget, J. (1979). La formación del símbolo en el niño. Fondo de Cultura Económica, México.
Vygotski, L. S. (1988). Pensamiento y lenguaje. Quinto sol, México.
May 16, 2007
Ejercicio terapéutico
Diseñado por
Dr. Marco Eduardo Murueta
Este ejercicio está diseñado especialmente para:
-
Propiciar el autoconocimiento y la elevación de la autoestima,
-
Generar la motivación para la superación psicológica,
-
Combatir los estados depresivos o apáticos,
-
Mejorar la ubicación personal
INSTRUCCIONES: En un cuaderno completa con sinceridad y en forma precisa las siguientes frases:
-
Mis cinco cualidades principales son
-
Lo que más me agrada físicamente de mí es
-
La mejor época de mi vida ha sido…
Porque…
-
Mis tres habilidades o capacidades principales son
-
Tres cosas que he hecho y me han salido bien son
-
Las personas que más quiero son
-
Las personas que más me han querido son
-
Tres personas con las que más me gusta platicar son
-
Las tres actividades que más me gustan son
-
Los temas que más interesan son los siguientes:
-
Tres comidas que me gustan mucho son
-
Tres canciones o melodías que me gustan mucho son
-
Tres películas que me han gustado son
-
Los lugares donde más me gusta estar son
-
Si yo tuviera una “lámpara mágica” como la de Aladino, pediría los tres deseos siguientes
-
Tres metas que quisiera lograr en mi vida son
-
En los próximos seis meses espero lograr
-
Dos propósitos que puedo realizar en los próximos días son
-
Las personas con quienes puedo compartir mis proyectos son
-
La persona a quien más confianza le tengo es
-
Me gusta divertirme en compañía de
-
Para divertirme en los próximos días puedo hacer lo siguiente:
-
Me gustaría NO ENOJARME cuando alguien
-
En lugar de enojarme lo que puedo hacer es
-
Una cosa que hago y me gustaría cambiar es
-
Un sentimiento que tengo y me gustaría cambiar es
-
Tres personas cercanas que hacen las cosas muy bien son
-
Tres personas que respeto y opinan muy diferente a mi son
-
Estoy en desacuerdo con mucha gente en la opinión de que
-
Me gustaría superar el miedo a
-
Me gustaría tener más cuidado cuando
-
Tres personas que me gustaría conocer y platicar con ellas
-
Tres personas a las que me gustaría ayudar son
-
Tres cosas que NO aceptaría de otras personas son
-
Si tengo un conflicto con otra persona puedo hacer lo siguiente:
-
Estaría dispuesto a luchar por
-
El sueño que más recuerdo es
-
Las tres cosas que más valoro de mi país son
-
Los personajes de la historia que más admiro son… porque..
-
Pienso que todos los seres humanos tiene derecho a
-
Tres cosas que propondría para cuidar el medio ambiente son
-
Tres palabras que expresan valores fundamentales para mi son
-
Este ejercicio me ha hecho sentir
-
Una vez terminado el ejercicio individual, es conveniente comentar tus respuestas con una persona de confianza.
-
Es recomendable asistir con un psicólogo para analizar tu situación personal y generar una mejor perspectiva de vida.
Para recibir orientación profesional llama:
Tels.: 53 41 80 12 y 53 41 50 39.
Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (Amapsi)
Calle Instituto de Higiene No. 56, Col. Popotla
(junto al Árbol de la Noche “Triste”, cerca Metro Cuitláhuac)
México, D. F.
Código Postal 11400
www.amapsi.org
Dic 15, 2006
Manuel Calviño Valdés-Fauly (Facultad de Psicología. Universidad de La Habana. Cuba.)
\n
calvino@infomed.sld.cu Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesitas tener Javascript activado para poder verla
Los conceptos y nociones tradicionales con los que operamos en nuestra geometría psíquica están claramente delimitados. Pero, de alguna manera, su inscripción distancia nuestro discurso del discurso de nuestro usuario y por ende del sentido cotidiano de nuestras prácticas. Junto a esto las prácticas de la psicología, así como sus practicantes, han estado barrocamente “multicotomizados” por paradigmas de ruptura y diferenciación. A pesar de esto, existe una unidad. Nos llamamos psicólogos no casualmente, hacemos psicología. Argumentos existen. Pero la unidad real de una profesión se realiza en su intencionalidad social. La intención es la meta, es la utopía posible desde el accionar profesional insertado en una realidad social, económica, política. Una profesión es “profesión en si”, acudiendo a una analogía de la teorización marxista de las clases, mientras existe como conjunto más o menos articulado o relacional de personas que realizan prácticas similares, tienen percepciones y autopercepciones comunes en su perfil profesional y guardan relaciones análogas con su entorno. Solo cuando el gremio toma consciencia de su misión profesional y la asume deviene “profesión para si”, que no significa que es profesión para ella misma, sino profesión para realizar su rol social, aquello por lo que ella existe. La identidad de una profesión, su consciencia real de existencia, se fragua en una misión que se constituye como tal en una suerte de destino asumido con carácter inexorable. La suma de las voluntades intencionalmente dirigidas a un propósito. Así, como existe (existió) un suprasentido en las praxis de los que hicieron emerger la psicología como ciencia, así mismo, hay un suprasentido que sustenta la unidad real, la misión aglutinante de la psicología como praxis profesionales, y más particularmente en las praxis profesionales de la psicología en el campo de la clínica, la salud. Podemos (y debemos) construir una hipótesis, que al menos nos refuerce la energía positiva (tan necesaria en estos tiempos difíciles). Entonces ¿cuál es la misión de los profesionales “psi”? ¿cuál es la unidad de los psicólogos que andamos esparcidos por el mundo sembrando bienestar? Dinosaurios… a volar!!! Nuestra misión desde y para siempre es la felicidad.
Dic 15, 2006
Redactadas por: Lic. Analupe Miranda
Autoridades de Amapsi, compañeros, familiares y amigos:
Los integrantes de la primera generación del Diplomado en Psicoterapia Sexual, les damos la más cordial bienvenida y agradecemos su presencia en la Ceremonia de Clausura de las actividades correspondientes.
Hemos organizado este acto con el deseo e interés de compartir con ustedes algunas de las significativas y retadoras experiencias que el Diplomado nos aportó. Su estructura programática, la calidad, riqueza y variedad de los materiales presentados. La calidez, conocimientos y competencia académica de nuestra ponente, la licenciada Cecilia Quero, favorecieron que cada miércoles por la tarde se abriera un paréntesis en la cotidianeidad de nuestras vidas para embarcarnos en la singular aventura de navegar por el proceloso océano de la sexualidad humana; para conocer y comprender las diversas facetas de este aspecto fundamental de la vida del hombre.
De esta manera, en un ambiente de permisividad pero también de respeto, de apertura fundamentada en conceptos teóricos orientadores, de emotividad equilibrada con la reflexión, arribamos a nuevos y estimulantes aprendizajes, de los cuales sólo mencionaremos algunos de ellos.
Entendimos que a pesar de que es evidente que desde la década de los 60as se gestó y se ha llevado a cabo una Revolución Sexual, y que el tema del sexo pasó de la mojigatería y restricciones de la moral victoriana a ser un tema que se trata a la luz del día y en todas partes, no por ello ha dejado de ser causa de angustia y culpa para gran número de personas debido a la ignorancia y prejuicios que aún persisten en nuestra sociedad.
Sustentamos que muchas de las actitudes sexuales del adulto se conforman desde la más tierna infancia por la influencia del contexto parental, familiar y social, a través de diversas conductas y tradiciones como: el color con que visten a los niños según el sexo, los juguetes que les dan, la forma como les demuestran su amor, el modo como los acarician, el nombre que les dan a sus órganos sexuales, las expectativas que tienen acerca de lo que es ser hombre o mujer, y que son adoptados de manera inconsciente por los infantes, formando parte de lo “no pensado”.
Comprendimos que la capacidad para relacionarnos sexualmente con otra u otras personas, depende en gran medida de cómo nos relacionamos en ese sentido con nosotros mismos: qué jerarquía le damos a nuestras necesidades y deseos, cuánto conocemos nuestro cuerpo, sobre todo las zonas erógenas, cómo las mimamos y cuidamos, que nos inhibe, qué nos seduce, qué nos excita.
Clarificamos que la sexualidad es una experiencia subjetiva que integra aspectos biológicos, psicológicos y sociales que se traducen en actitudes y comportamientos, en un proceso dinámico que nos puede hacer transitar del placer sensual al erótico y al coital, matizados todos ellos por aspectos cognoscitivos, afectivos y espirituales.
Finalmente, concluimos que como terapeutas sexuales una de nuestras tareas primordiales es la de coadyuvar a que los pacientes logren una vida sexual plena, responsable y satisfactoria, a partir de los recursos maravillosos con los que cuentan como lo son el deseo, la fantasía, la imaginación, los valores y la creatividad.
Dic 15, 2006
Rafael Mejía
Gran número de personas sufren agobio por la violencia, apatía y rutinas que enfrentan a diario, y ello les hace sentir que su vida no tiene propósito; en sus propias palabras, experimentan un “vacío” que se agudiza y les resta vitalidad. ¿Este éste su caso y desea hacer algo para cambiar su situación? Descubra a continuación cómo conseguirlo.
Es difícil ignorar que los índices delictivos en México y el mundo presentan cifras ascendentes, que la depresión va ganando terreno en personas de todas las edades y que distintos tipos de adicción se vuelven más comunes en nuestro espacio vital. Las ciudades parecen más peligrosas y asfixiantes que nunca, despertando en muchos de sus habitantes un sentimiento trágico que por momentos parece incontrolable.
A decir de Marco Eduardo Murueta Reyes, presidente de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (Amapsi), “el vacío existencial es la sensación de falta de sentido de la vida, de tedio, de no saber para qué se vive, y que lleva al aislamiento y enrarecimiento de la relación con la familia y la sociedad”. Un concepto similar fue creado por el filósofo alemán Martin Heidegger (1889–1976), quien habló del “anonadamiento” para describir que una persona ‘siente la nada’ y percibe la “inhospitabilidad del mundo”.
El vacío de la existencia, asegura el especialista en psicología y filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se relaciona con crisis emocionales desencadenadas por sufrir frustraciones de manera continua, incapacidad para concretar propósitos individuales y realización de actividades rutinarias que dejan poco espacio a la creatividad, pero se debe sobre todo a la falta de afecto y de relaciones sociales enriquecedoras.
Asimismo, llama la atención sobre el hecho de que el paciente con este problema experimenta habitualmente estados de angustia, es decir, “momentos de alteración, tensión o ansiedad sin que haya algo que los provoque; la persona siente que le preocupa todo, pero a la vez nada en específico. Ha perdido la motivación y el interés por lo que ocurre y ello hace que crea que vivir es lo peor que le puede pasar; es de suponer que cuando dicha situación se prolonga y es muy intensa, llega a desencadenar el suicidio”.
Problema individual, problema común
Aunque tradicionalmente se ha establecido que la sensación de vacío se presenta más a menudo durante la senectud, el también catedrático de la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala, perteneciente a la UNAM, indica que este problema se puede observar casi a cualquier edad, sobre todo a partir de la adolescencia, que es cuando el ser humano comienza a preguntarse cuál es el sentido de la existencia.
Más aun, el Dr. Murueta Reyes comenta que “es notable que en fechas recientes se ha elevado la sensación de agobio en personas con 25 años o menos y que las tasas de problemas psicológicos y suicidio en este sector poblacional se han incrementando en todos los países, al parecer porque la globalización genera la sensación de encontrarse ante una maquinaria social de la cual ni siquiera se siente parte y que ha sido impuesta. A diferencia de sus similares de los años 1950 a 1970, que eran emocionalmente más fuertes y creían que podían cambiar al mundo, los jóvenes de 1980 a la fecha dan la impresión de experimentar una sensación de depresión generalizada y de impotencia que se acentúa poco a poco”.
Existen varias razones que explican la agudización del desencanto hacia la vida, siendo sobresaliente “el fenómeno de despersonalización que genera la sociedad industrial. La técnica ha arrollado a las manifestaciones culturales, que son referentes importantes de identidad y pertenencia a un grupo, en tanto que las calles, los centros de trabajo y medios de transporte como el metro ofrecen un ambiente en el que las personas viven rodeadas de gente, aparentemente acompañadas, pero solitarias en lo emocional”.
En opinión del especialista, este fenómeno fue observado desde sus orígenes (siglo XIX) por el filósofo danés Sören Kirkegaard y ha sido descrito por numerosos escritores, como el ruso León Tolstoi, el francés Jean Paul Sartre, el colombiano Gabriel García Márquez o el mexicano Octavio Paz. Empero, la pérdida de esperanza se ha acelerado en las ultimas décadas por hechos como la caída del bloque socialista, que para muchos representaba una alternativa de cambio que ha desaparecido.
Otro tanto hay que decir de las relaciones familiares, en las que es común observar abandono afectivo y falta de comunicación. Describe el psicólogo que aunque en los hogares exista la presencia física de uno o ambos padres, éstos se encuentren emocionalmente ausentes “como sucede en la película El muro (The wall), de Pink Floyd, donde el personaje requiere a su madre y ella parece no responder”, o bien, las necesidades orillan a los tutores a pasar mucho tiempo fuera de casa y “a vivir ensimismados tratando de solventar su problemática económica, mientras los niños se encuentran en otra realidad, como ejemplifica la cinta Vidas perdidas (Kids)”.
Todo este panorama ha favorecido el distanciamiento de las relaciones humanas y afectivas, a la vez que ha generado incredulidad respecto a la idea de que las personas pueden actuar de manera honesta o auténtica. “La pérdida de confianza en los demás por sufrir abandono, decepciones, traiciones y actos de violencia —sostiene el psicólogo— se convierte en una pérdida de identidad y de confianza en sí mismo, pues un individuo sin relaciones satisfactorias con sus semejantes no tiene referentes claros con los cuales comprenderse, produciendo de esta forma una sensación de vacío”.
Consecuencias notables
En medio de avenidas y del ir y venir de automóviles resulta difícil establecer cuándo una persona experimenta falta de interés por la vida, sobre todo porque así es imposible conocer los sentimientos de la gente y el estado de sus relaciones afectivas y familiares. Sin embargo, basta con analizar un poco las escenas que se presentan a diario para entender que la sensación de agobio es mucho más notable y común de lo que parece a simple vista.
En primer lugar, describe el Dr. Marco Eduardo Murueta, es evidente que una de las principales consecuencias directas de este problema es la depresión, pero se debe considerar que “las personas con este padecimiento tienden a ser bipolares o maniacodepresivos, es decir, que luego de pasar por un período de crisis entran en una fase eufórica o maniaca en la que intentarán experimentar sensaciones que les hagan olvidar el vacío existencial, por lo menos durante un momento”.
Así, la historia personal de cada persona determinará la manera en que se trata de superar o evadir la angustia. “Por ejemplo, un joven que siente vacío existencial de manera significativa puede aceptar la invitación que le hacen para consumir enervantes, convirtiéndose en un drogadicto. Pero así como ocurre esto podemos hablar de una mujer con cierta capacidad económica que adquiere satisfactores materiales para sentirse mejor y que se transforma en una compradora compulsiva, o bien, de aquellas personas que integran pandillas para cometer asaltos o una violación, de modo que su patología puede ser la violencia social”.
Sobre este último punto el Dr. Murueta explica que “los secuestradores y asesinos pasan necesariamente por una serie de crisis emocionales, y entre más violentos sean sus actos demuestran que son más insensibles hacia los demás y hacia ellos mismos. Basta con recordar el caso del secuestrador Daniel Arizmendi: cuando lo capturaron y le preguntaron qué castigo le daría a quien haga lo mismo que él, contestó con la mayor frialdad que merecería la pena de muerte. Era consciente, pero no le importaba nada, ni él mismo; a través del crimen trataba de llenar su vacío existencial y sentir que pasaba algo en su vida, como lo hace mucha gente a través del dinero, agresividad, exceso de trabajo y consumo de estimulantes”.
Otra forma de enfrentar el malestar interior, comenta el especialista, se presenta cuando la persona afectada literalmente se bloquea. Dicho problema se llama ansiedad disminuida, y en ella el paciente deja de sentir; “no experimenta la angustia ni la vida, y aunque cae en alguna crisis cuenta con una especie de mecanismo mental que le permite evadirlo un rato, Por lo general son aquellos individuos que se muestran siempre indiferentes y apáticos”.
Una manifestación más consiste en mantener relaciones sexuales ocasionales. Al principio, entrar en contacto íntimo con distintas parejas puede despertar muchas emociones en la persona, dar la impresión de que algo ocurre y de que se recupera la vitalidad, pero conforme pasa el tiempo y se mantiene la misma situación es casi inevitable que se manifieste la depresión con mayor severidad, pues el paciente comienza a comprender que “no es importante para nadie y nadie es importante para él”, dando origen a un fuerte sentimiento de soledad.
Así, queda claro que el desencanto por la vida está presente en muchas personas, aunque no lo manifiesten directamente, pero a pesar de ello muchas campañas publicitarias tratan de aprovechar su existencia. “La sociedad de consumo se vale de este problema comercialmente, y si la gente siente vacío tratará de llenarlo, o al menos intentará dar la impresión de hacerlo. De ahí la moda o slogans como el que dice: ‘un psicólogo nunca entenderá el valor de un vestido nuevo’; la verdad es que sí lo entendemos, pero sabemos que la felicidad que genera sólo dura dos o tres días”.
John Lennon tenía razón
A decir del Dr. Murueta Reyes, la persona que experimenta vacío existencial puede recurrir a la psicoterapia para comprender el origen de su angustia, expresar sus problemas emocionales y aprender nuevas estrategias para relacionarse satisfactoriamente con sus seres cercanos y familiares, de modo que logre cambiar la percepción que tiene de sí mismo y de los demás, comprendiendo que no todo es color negro y que siempre hay gente honesta, leal y de buenas intenciones.
Asimismo, refiere que en la agrupación que preside, la Amapsi, “hemos generando algunas alternativas en las que se da atención a las necesidades de las personas, por lo que si comprendemos que el vacío existencial se origina por los problemas emocionales que hemos descrito, sabemos que lo que el paciente necesita es aprender a producir afecto”. Al menos sobre este punto, los Beatles estaban en lo cierto cuando decían que “todo lo que necesitas es amor”.
El psicólogo comenta que su grupo de trabajo ha desarrollado una propuesta llamada “tecnología del amor”, que consta de nueve factores que ayudan a que las personas tomen el poder de su vida, establezcan relaciones sólidas y sean capaces de generar cambios reales. En resumen, dichos puntos son:
- Conocer y saber expresar los aspectos que agradan de sí mismo y de otras personas.
- Compartir momentos de esparcimiento con familiares y personas cercanas mediante actividades como el juego, fiestas o asistir al cine, teatro u otros espectáculos recreativos.
- Generar experiencias agradables y únicas con las personas cercanas; ello se logra dando mayor atención a los detalles, sorpresas, regalos, fantasías y buen humor.
- Mejorar el contacto físico para profundizar las relaciones de amistad y de amor. Este aspecto incluye la manera en que se saluda de mano a los semejantes y los abrazos, besos y palmadas en el hombro que se intercambian con amigos y familiares, sin olvidar la importancia de las relaciones sexuales con la pareja.
- Cooperar voluntariamente en la realización de actividades con un fin común, contemplando para ello desde mover un mueble entre dos o más personas hasta organizar juegos o trabajos en equipo.
- Compartir una actividad creativa con los seres cercanos; por ejemplo, el decorado de la casa, escribir un poema, planear unas vacaciones o la creación de una pequeña empresa.
- Disfrutar del éxito obtenido a través del trabajo en grupo, dando su justa dimensión a la realización de metas importantes mediante el esfuerzo combinado con otras personas.
- Conversar sobre las vivencias cotidianas, anécdotas o recuerdos, así como aprender a escuchar con atención los relatos sobre lo que le ha ocurrido a otros.
- Dar lugar a la sana competencia, entendida como el deseo constructivo de tratar de ser un poco mejor cada día.
“Lo que buscamos con esto —sugiere el especialista— es ayudar a generar chispas motivacionales, es decir, que los pacientes logren crear proyectos de vida interesantes por cuenta propia y que los compartan con sus semejantes. No debemos olvidar que muchas veces la gente con vacío emocional prefieren dejar de reír y no enterarse de lo que pasa en su comunidad para evitar ser víctimas de chismes o que los asalten, y se aíslan en una burbuja cuando lo que deben hacer es reforzar sus relaciones humanas”.
A pesar de los buenos resultados obtenidos, el Dr. Marco Eduardo Murueta opina que un cambio duradero necesita de la realización de otras medidas que involucren a la sociedad en su conjunto. Por ejemplo, habla de crear una nueva cultura laboral en la que se contemple al trabajador como un ser humano con emociones que necesita convivir más con su familia, sin olvidar el valor que tendría ayudar a que las personas aprendan a establecer relaciones enriquecedoras y respetuosas, así como a hacer uso inteligente de sus emociones.
Por último, el filósofo y psicólogo concluye que sería de gran utilidad para toda la sociedad crear “alternativas viables y edificantes que alcancen también a la esfera política, en donde los debates se reducen a buscar ‘quién es el peor’. Pienso que en vez de esto es posible empezar a generar propuestas como la creación de ‘escuelas para padres’, en donde se enseñe a los progenitores cómo enfrentar sus problemas, así como de nuevos modelos educativos que hagan que los chicos sean más participativos en su comunidad, o gracias a los cuales aprendamos a ser mejor pareja y a trabajar en equipo en nuestros trabajos. Sí hay posibilidad de lograr un cambio, y aunque no es fácil, al menos podemos intentarlo”.
Dic 15, 2006
Dra. Anameli Monroy L. (Asociación Mexicana para el Estudio del Climaterio)
INTRODUCCION:
El ser humano es un ser biológico, psicológico y sociocultural. Disgregarlo en su concepción integral es imposible y cuando se trata de hacerlo, se descuidan aspectos y sus conexiones que son importantes durante los procesos de salud y de enfermedad (1,4,6).
Desgraciadamente la historia nos dice que la medicina separó desde sus orígenes al alma y al cuerpo y esta dicotomía se sigue preservando al iniciar este nuevo milenio en la mayoría de las especialidades, en donde a la psicología del desarrollo se le da escaso valor y se considera más bien a la psicopatología o a la psiquiatría. Unido a los aspectos psicológicos más cotidianos, por razones obvias, también se habla poco y de manera muy limitada de los aspectos sexuales. La oncología no es la excepción (1, 5, 7).
Este trabajo desea enfatizar la importancia de los aspectos psicológicos y sexuales de la paciente con cáncer mamario y realizar algunas aportaciones al campo tan importante de ambos aspectos de la mujer con cáncer de mama y sobre su transitar que frecuentemente se combina o con la menopausia terapéutica debida al tratamiento de quimioterapia (en edades anteriores a las del climaterio natural), o con el climaterio per se (3, 4, 5, 7). Este último aspecto es importante ya que de acuerdo a datos proporcionados por el Comité de Oncología del Hospital Angeles Lomas, de los 30 a los 39 años, de cada 100 000 pacientes 8 presentan cáncer mamario y de los 50 a los 59 años, 34 lo padecen. Así mismo que el promedio para la aparición del cáncer mamario en la mujer mexicana es de 48.5 años (2, 5, 7).
A pesar de los enormes avances en el diagnóstico y de los diferentes tratamientos del cáncer de mama y del climaterio, mínimo es lo que se encuentra en la literatura médica acerca de los aspectos psicológicos de las personas que transitan por estos dos procesos que se presentan casi en forma paralela (5, 10). En relación a los aspectos de sexualidad es también preocupante pues lo poco que se menciona, es sumamente limitado a la mama y no a la sexualidad femenina en su totalidad y en relación a su pareja (8,9).
Reacciones De La Paciente Climatérica Al Descubrir Un Nódulo Mamario. Generalidades Del Climaterio Y Cáncer (4, 5, 8, 9, 10,13):
En nuestra sociedad en general , se define a la mujer durante el climaterio como “menopáusica”, “climatérica” con las consiguientes características de “histérica, malhumorada, irritable, menos atractiva, deprimida”. En respuesta a esta programación social, a los estilos poco sanos de vida, en conjunción a los cambios hormonales de la etapa del climaterio, cerca del 20 % de mujeres en esta etapa reportan síntomas psicogénicos como falla de la memoria, insomnio, fatiga, depresión, miedo al envejecimiento y a volverse un estorbo para su familia.
Aparecen en ellas sentimientos de inadecuación con los cambios de su cuerpo. Bajo autoconcepto, (distorsión de la autoimagen, baja autoestima y baja de la seguridad personal); temor de ser poco “útiles”, de rechazo, de sentirse que estorban; baja de libido. El cáncer de mama tiene efectos similares por lo que éstos aspectos de la personalidad femenina se acrecientan ante un diagnóstico tan temido y durante esta etapa de vida.
Durante la etapa del climaterio, el choque generacional con los hijos, la negación al paso del tiempo, la monotonía o fatiga de la relación de pareja, los comentarios acerca de la pérdida de la juventud de familiares y amigos, las presiones profesionales y económicas, la pérdida de habilidades físicas y mentales, sobre todo en personas inactivas, son factores predisponentes negativos.
Por el contrario, sus opuestos, unidos a la disminución de otras responsabilidades inaplazables de los años anteriores, a la madurez emocional, a la estabilidad, el tener más tiempo disponible para diferentes actividades, pueden colaborar a tomar decisiones para asegurar una etapa de calidad para el climaterio y para una vida sexual satisfactoria. Sin embargo, el cáncer complica estos aspectos positivos por los efectos de la enfermedad y sus tratamientos.
Entre los factores psicológicos, sexuales y socioculturales se encuentran las actitudes y conductas de la pareja hacia con ella y otras mujeres que lo rodean, el divorcio, la viudez, la ausencia de pareja, la educación recibida en cuanto a su sexualidad, la información con la que cuenta para confrontar y aceptar esta nueva fase de vida, su habilidad de adaptación; su autoconcepto, la existencia y factibilidad de planes de vida presente y futura.
Para muchos parejas, en el climaterio ella deja de ser atractiva sexualmente y buscan muchachas más jóvenes. Por ella pasan temores de no sentirse ya útil pues ya no es reproductora y los hijos ya no requieren tanto de ella como en años anteriores. Es como una “jubilación” de sus deberes tradicionales para la que ella no está preparada. Es importante mencionar las actitudes del hombre ante una pareja enferma, con síntomas de climaterio y él mismo en la fase de su declive (“andropausia” en donde sus transformaciones son menos notorias y más aceptadas por una sociedad básicamente machista), sus actitudes y conductas inciden en la autoestima de la mujer:
La presentación de la menopausia y por tanto, el cese de la función reproductiva y el cambio en su imagen corporal, puede provocar en algunas mujeres, por ejemplo, aceptación, adaptación y renovación incluyendo su esfera sexual o bien, la “resignación” con los sentimientos negativos antes descritos.
Las respuestas en las mujeres en su etapa menopáusica combinada con un diagnóstico de cáncer mamario, varían enormemente de una a otra por los diferentes factores biológicos y psicológicos y socioculturales positivos o negativos que la han rodeado en el pasado y la circundan en el presente como son: alguna otra enfermedad, uso (abuso) de ciertos fármacos como antidepresivos, antiulcerosos, ansiolíticos, somníferos; así como los estilos de vida como el exceso de comida o mala alimentación, una vida sedentaria, el uso o abuso de drogas (fármacos y alcohol, tabaco).
La sintomatología psicológica del cáncer mamario es similar pero si la autoimagen es de deformidad, el autoconcepto, la idea de “pérdida de femineidad”, y el temor a la muerte, ocasionan mayor daño psicológico y de comportamiento en ella. La recuperación de los estados emocionales mencionados, es lenta y sin apoyo, peor aún. Es más, se corre el riesgo de que no se logre. La paciente puede tender al aislamiento así como a la depresión y ansiedad extremas.
A las pacientes a quienes se les tiene que someter a tratamiento de quimioterapia y que se les va a provoca la menopausia terapéutica, es necesario explicarles con anticipación que se les va a presentar la menopausia, por cuánto tiempo aproximadamente y cuáles serán los síntomas que pueden esperar y qué hacer ante ellos. A su pareja y otros familiares cercanos también se les debe hacer extensiva esta explicación para que les sea más fácil entender los cambios de humor y actitudes que pueden esperar. Así mismo a todas las pacientes, sus parejas y sus familias, se les debe explicar todo lo concerniente al cáncer mamario y sus tratamientos.
Con el fin de hablar del impacto del cáncer mamario en la mujer en el climaterio, es necesario hacer énfasis en algunos conceptos básicos que sirvan de marco referencial para su discusión:
- El organismo se transforma día a día con el paso del tiempo. La etapa climatérica no es la excepción. Si el organismo ha sido y es cuidado a través de estilos sanos de vida, esta transformación será más lenta y se podrá disfrutar de una mejor calidad de vida. Este cuidado también es necesario durante las transformaciones durante todo el proceso del cáncer mamario y sus tratamientos(3, 4, 5, 10).
- El temor al climaterio parece ser universal con ciertas variaciones de acuerdo a diferentes zonas geográficas: rural, urbano, oriente occidente, etc.). Los hombres y las mujeres, sea en Noruega (Holte y Mikkelsen), en Zimbabwe (Moore, 1981) o en México, temen llegar a dicha etapa y ser etiquetados como “climatéricos”, “menopáusicas”, etc. ya que son términos utilizados muchas veces peyorativamente. Algunos autores difieren de este criterio sobre todo al hablar de zonas rurales y de estratos socioeconómicos muy bajos en donde la mujer se alegra por haber dejado de ser reproductiva y tener que ver al coito como su “débito sexual”. Sus malestares físicos son menos percibidos pues tienen otros problemas de existencia básica de vida.(4).
- El climaterio y las enfermedades pueden entrecruzarse con otras circunstancias de vida como viudez o divorcio. En este trabajo, hablaremos de las mujeres en climaterio, a quienes se les diagnostica cáncer mamario (4, 5, 9, 10) y de las mujeres que por encontrarse en tratamiento de quimioterapia, se les presenta abruptamente la menopausia.
- Aunque existen varios factores causales, se puede decir que el cáncer mamario así como otros problemas oncológicos, tienen mayor incidencia en las pacientes de las edades del climaterio (2, 10). Si el cáncer se presenta en edades anteriores a las del climaterio, el tratamiento de quimioterapia generalmente provoca la menopausia terapéutica y esta función no se recupera en todas las mujeres que pasan por este tratamiento, sólo en las más jóvenes.
- La femineidad, la autoimagen, la autoestima y la seguridad personales (autoconcepto) se ven altamente afectadas con los cambios en el cuerpo causados por el climaterio, y los efectos del tratamiento contra el cáncer. Sin embargo la mujer no habla mucho de estos sentimientos y evita conductas para no tener que confrontar dichos sentimientos. La falla en la memoria es otro signo que aunque protege a la mujer pues no percibe toda su realidad, a la vez afecta su funcionamiento personal, conyugal, familiar, laboral y general (9,10).
- La mujer con diagnóstico de cáncer mamario sufre un choque emocional muy fuerte y pasa por estados de angustia, ansiedad, stress, depresión, miedo, irritabilidad e insomnio que la desgastan física, sexual y emocionalmente. Este desgaste puede unirse a los sentimientos provocados por el climaterio, lo cual le agrava su perspectiva de sí misma y sus relaciones amorosas, familiares, laborales. Su pareja y núcleo familiar también experimentan sentimientos angustiosos por largos períodos (9,10).
- Las diferentes circunstancias de vida (situación económica, cuidado de los hijos, relación de pareja, red familiar, etc.) de las mujeres con cáncer y que cruzan el climaterio, deben ser tomadas en cuenta por el médico tratante, para comprenderlas y apoyarlas más integral y eficazmente (9,10).
Estadios Psicológicos De La Mujer Ante Un Diagnóstico Tan Temible Como Es El Cáncer Y Que Cursa El Climaterio :
Como describe la Dra. Anameli Monroy , la mujer, en la mayoría de los casos, pasa por los siguientes estadios psicológicos y mecanismos de defensa utilizados, de acuerdo a la fase del diagnóstico y del tratamiento que está viviendo. Sin embargo, éstos no son necesariamente secuenciales (negación, esperanza, choque emocional, asimilación, aceptación, confrontación, recuperación y sublimación) algunos pero no todos perduran a través del tratamiento, otros pueden agravarse, la mujer puede avanzar o retroceder de un estadio al otro: (5, 7, 10, 19, 20).
1: Previo al diagnóstico médico:
1.1 Si ella es quien se descubre un nódulo mamario, primero pasa por un mecanismo de defensa psicológico que se llama negación del hecho y sentimiento ante un posible cáncer mamario. Después, se presenta un sentimiento de esperanza de que seguramente no es nada serio, lo cual, en muchas ocasiones impide que acuda al médico inmediatamente. Las informaciones previas o por campañas educativas de que tiene que hacerlo ayudan en acelerar el hecho de que ella acuda. El stress, y la ansiedad acompañan estos momentos de imprecisión y de espera. Pocas veces sabe que entre menos tiempo transcurra al ser diagnosticada y tratada, el pronóstico será mejor y que ese tiempo puede ser la diferencia entre perder su (s) seno (s) o entre la vida y la muerte.
1.2 Si la paciente acudió al médico, éste le hizo una biopsia y ella pasó la noche en vela esperando el diagnóstico, su estado emocional es aún más vulnerable para recibir la noticia de que tiene cáncer. Ella siente un gran enojo, una gran impotencia y se pregunta ¿por qué yo? Siente ira o enojo y puede sentir deseos de llorar, gritar, aventar objetos ante tantos sentimientos involuntarios. Sin embargo, después de desahogarse, pronto encuentra que esa no es la respuesta y que su vida ha cambiado de la noche a la mañana. Le afecta el temor a la desfiguración, al abandono y a la soledad. Se pregunta qué le va a pasar e inicia el largo recorrido con temor hacia lo desconocido.
2.Ante el diagnóstico de cáncer, primero se presenta en ella (y en sus seres cercanos) un estado de choque emocional, especialmente cuando nunca había tenido una situación de amenaza de vida. Le es difícil creer que ella pueda tener una enfermedad tan seria como cáncer mamario, pues, por lo general, su cuerpo no le ha dado ningún aviso previo.
También es altamente probable que haya escuchado de otros casos similares, lo cual no necesariamente la consuela sino que la asusta. La respuesta al diagnóstico es diferente según sus circunstancias particulares (oportunidad del diagnóstico, con o sin pareja, con situación económica desahogada o no, con o sin familiares, con red de amistades, con o sin salud en otros aspectos, modo como ha confrontado su propio climaterio).
El temor a la pérdida de uno o dos senos la aterra (temor a la desfiguración), más aún que la posibilidad de muerte. Los senos están íntimamente vinculados con su imagen femenina. Teme perderla y con ello a su pareja actual o a otras probables en el futuro (temor al abandono y a la soledad).
Junto con el estado de choque emocional aparece un sentimiento de enojo hacia el cuerpo, el cual la ha traicionado de una manera tan inesperada. A pesar de tener miedo a perder su seno, cae en la ambivalencia de que mejor se lo quiten para que deje de angustiarla y la deje continuar con su vida e inclusive de que prefiere morirse antes de confrontar tanto costo físico, emocional y económico. Un sentimiento de impotencia ante las amenazas de dolor y de muerte le hacen sentir la carencia de los recursos emocionales, físicos, materiales, familiares necesarios para confrontar lo que viene. Estos sentimientos no siempre son expresados por ella.
También se presentan sentimientos de culpa de que ella no haya comido lo más sano, ingerido algún medicamento como hormonas, no ejercitado lo suficiente, o bien porque lo considera un castigo por algo que ella siente que hizo mal (frecuentemente asociado con conductas sexuales).
3.Ante el inicio del tratamiento surgen temores, miedos y angustias a lo que le va a pasar a la paciente durante y después del tratamiento (s). El mecanismo de defensa psicológica si se tuvo que realizar una mastectomía parcial o radical es nuevamente la negación. Esta se enmascara ante la necesidad de confrontación de las decisiones inaplazables y el hecho de que pase desapercibida y no se le brinde importancia, puede ser grave para la recuperación psicosexual futura de la paciente.
El stress, la depresión y la ansiedad se presentan propiciando un bloqueo mental. Es más, estos sentimientos y otros factores diversos, le bloquearán la memoria inmediata y su organismo se protegerá con una especie de “coraza protectora” que le permita no codificar toda la información de un solo golpe. Esta coraza que se menciona la reviste, irá desapareciendo de acuerdo a que su situación emocional lo vaya permitiendo y su memoria y capacidad de conciencia mejoren. Aparece un sentimiento de impotencia, a no tener los recursos diversos necesarios (económicos, de tiempo, etc.), especialmente los emocionales para enfrentar el hecho de tener cáncer y tener que experimentar sus tratamientos. La pérdida del control de su cuerpo se asocia a todos estos temores.
4.Durante el tratamiento,
4.1 Continúan la ansiedad, el stress, la depresión (normal en estos casos pero que puede volverse patológica por otros factores desencadenantes), amplificando su intensidad. Es más, estos sentimientos y otros factores diversos, bloquearán la memoria inmediata de la paciente (coraza protectora arriba ya mencionada) hecho que le permite no codificar toda la información de un solo golpe. Aparece un período de negociación en donde la paciente “negocia” sufrimientos a cambio de recuperación con su Dios o figura en quien ella cree, que puede ser su médico también.
4.2 En la paciente se presenta en mayor o menor grado una disrupción en sus relaciones interpersonales, laborales, etc. y una etapa de incapacidad con respecto sus actividades de la vida diaria. La paciente tiene que aprender a detectar y utilizar sus recursos y así recobrar el control de su vida, lo cual mejorará su estado de ánimo; así como a apoyarse en quienes le rodean y ellos a que la paciente no puede brindar las mismas atenciones que cuando estaba sana. Este “pensar primero en sí misma” es muy difícil para ella pues la mujer ha sido educada para pensar primero en las necesidades de los demás para satisfacerlas (papás, hermanos, pareja, hijos y ahora tiene que pensar antes que en nadie en ella).
4.3 El siguiente paso es el inicio de la asimilación de lo que le está ocurriendo, lo cual toma tiempo de acuerdo al pronóstico y de la personalidad de cada mujer. No es lo mismo saber que se requiere una lipectomía, una cuadrantectomía o una mastectomía parcial o radical. Tiene que vivir “el duelo de su pérdida”, si es que perdió uno o dos senos, ganglios, etc.; si el pronóstico es bueno y sólo se requiere de un tratamiento preventivo o si se trata de una lucha feroz por la vida en donde gana la paciente o gana el cáncer, o bien, si se trata de un tratamiento paliativo en espera de un resultado fatal. El mecanismo de la identificación con otras pacientes en condiciones similares se presenta en esta fase y es útil para quien acepta a entrar a un grupo de apoyo social o terapéutico, acorde a sus necesidades y posibilidades.
La fase de asimilación se inicia con la necesidad de saber más acerca de la enfermedad, los tratamientos, etc. y poco a poco, a lo largo del proceso de tratamiento y recuperación, dicha asimilación de lo ocurrido se va dando por parte de la mujer. Al inicio de esta fase, algunas mujeres buscan lo máximo de información acerca de lo que les está pasando o definen tener confianza ciega en su médico y ya no cuestionan.
En esta etapa se presenta el hecho de que la mujer y/o su familiar pidan una segunda opinión médica. Si la segunda opinión es diferente a la primera, ello se convierte en mayor fuente de stress para la mujer, cuando en realidad lo que más necesita es confianza en la relación médico — paciente. Pasa por una etapa de duelo si tuvo que perder uno o dos senos para salvar su vida. El apoyo psicoterapéutico o de grupos sociales, es esencial en estos casos.
El proceso de asimilación de que se tiene o ha tenido cáncer, es el más difícil de todos debido al bloqueo emocional que se presenta en la mujer desde que se le diagnostica esta enfermedad. Ella pasa a la fase de confrontación sin darse mucha cuenta, por la necesidad de actuar ante las sugerencias médicas pero la coraza de protección se encuentra presente hasta que la paciente puede llorar su duelo y después asimilarlo.
Es más, esta coraza protectora, como ya se ha mencionado, incide en su memoria inmediata bloqueando gran parte de las circunstancias por las que tiene que deambular pues el stress, la ansiedad y la depresión están presentes durante el largo proceso desde el diagnóstico hasta el tratamiento. Pueden presentarse sueños angustiantes (pesadillas) durante este período, pues ellas actúan en su nivel inconsciente al ir asimilando su realidad. Insomnio es otro de los problemas que acompañan esta fase. Para la gran mayoría de las mujeres, es recomendable recibir una terapia de apoyo individual o de grupo. Algunas tienen que pasar además, por terapias de rehabilitación.
4.4 En el caso de tratarse de una recurrencia que causa aún desesperación, mucho más enojo y luego mayor depresión y desconfianza de su tratamiento o de sus médicos, que cuando se le diagnosticó por primera vez. La amplificación de la intensidad de las emociones es aún mayor. La depresión puede requerir tratamiento psiquiátrico. El apoyo psicoterapéutico (psiconcológico) es esencial pues puede ayudar además en la recuperación física.
5.La aceptación es un paso después de que se ha asimilado el hecho de tener cáncer mamario. Sin embargo, la asimilación y la aceptación reales por parte de la paciente, toman tiempo y a veces se presentan paralelamente o aún después de la conducta de confrontación del problema en busca de solución.
6.…confrontación del problema pues ésta empieza desde que se tienen que tomar medidas para las diversas opciones de tratamientos, estudios previos si se requiere cirugía, escuchar otras opiniones médicas, etc. Muchas pacientes relatan haber actuado (confrontado) automáticamente, basadas en sus redes familiares, sociales y laborales. Otras se ensimisman, pero también actúan por inercia.
Es más, muchas personas no recuerdan las explicaciones dadas por su médico al recibir su diagnóstico. Son pocas las pacientes que relatan con absoluta conciencia los pasos que dan, aún durante y después del estado de choque emocional. Estas pocas pacientes generalmente toman las decisiones de su tratamiento, conjuntamente con su médico y su pareja pues son quienes buscan mucho más información acerca de lo que les está ocurriendo.
Lo interesante en los pasos de aceptación y de confrontación del problema es que para muchas pacientes es preferible que su médico tome un papel paternalista y las lleve de la mano en lo que deben hacer. Para otras en cambio, ser partícipes es importante y por tanto, es preferible para ellas el informarse lo más posible para tomar decisiones en conjunto con su médico. El cómo reaccione cada mujer, depende de su historia personal, su carácter y/o de la circunstancia de vida por la que está transitando así como el cómo está confrontando su climaterio.
Los mecanismos de defensa que pueden presentarse son: además de la negación ya mencionada, formación reactiva, desplazamiento de los sentimientos, compensación y proyección.
6.1 La confrontación a la muerte es una circunstancia muy especial. Requiere de un acompañamiento profesional de tipo psiconcológico y de un grupo social. La desesperación, el enojo, el miedo son sentimientos muy fuertes y finalmente, se debe trabajar para la aceptación y la confrontación a la muerte. Las fases por los que pasa una paciente en fase terminal son descritos por Elizabeth Kubler-Ross: rechazo, rabia, regateo, depresión y aceptación.
La paciente debe conocer su pronóstico pues necesita la oportunidad de ordenar sus asuntos emocionales, prácticos y materiales antes de partir y así lo hará con más tranquilidad. Ella debe hablar con las personas con quienes tenga o haya tenido situaciones conflictivas para poder descansar en paz. Así mismo, su testamento y otros aspectos materiales son de importancia para dicho descanso. Querrá dejar ayudado al máximo a sus seres queridos.
La familia de la paciente requiere de orientación y apoyo profesional también. Todos requerirán de pláticas francas acerca de la situación que los reconforten y acerquen.
7. La recuperación física y emocional toma tiempo, aún si no se presentaron complicaciones durante el tratamiento. La memoria tiene que volver a su estado anterior, la seguridad personal, la autoestima, la autoimagen si fue necesaria la cirugía o se varió mucho en el peso; es decir, el autoconcepto, requieren ajustes; el retomar las relaciones interpersonales, laborales, etc. no es fácil. Requiere de tiempo y fortaleza interna o externa. Por eso se habla del apoyo psiconcológico.
El aceptar y retornar a la vida sexual es un reto para la mujer y su pareja, muchas veces difícil de comprender y llevar a cabo a pesar de que ya se cuenta más con el optimismo de haber pasado este período tan difícil. Se ha confrontado, asimilado y aceptado. Se ha salvado y aprecia la vida y la salud en todo lo que valen. Se valora a todos aquellos quienes la apoyaron; sus prioridades de vida seguramente han cambiado.
Volver a la rutina diaria anterior, retomar las energías físicas y emocionales ante el enorme aprendizaje de tantos meses que siguieron posteriormente al diagnóstico no es fácil pero sí muy reconfortante. Muchas mujeres logran crecer de este periodo, la mayoría lo hacen.
7.1 El mecanismo que se da al finalizar estos estadios es el de la sublimación. Algunas mujeres, desean hacer extensivos los aprendizajes personales y profesionales a otras personas para que su deambular en este proceso sea menos doloroso. Se sabe de quienes han escrito libros, formado grupos de apoyo social voluntario como los de Reto, Arco Iris entre otros.
Aspectos Psicosexuales De La Paciente en el Climaterio Con Cáncer Mamario:
En esta parte del documento, se discuten los aspectos psicosexuales de la paciente con cáncer mamario y durante su tratamiento basados en algunos conceptos básicos (3, 4, 6, 7, 8, 9, 10) como lo son:
1.Que la sexualidad es parte inherente del ser humano se encuentre sano o enfermo;
2.Que los aspectos sexuales, están íntimamente relacionados con los biológicos, psicológicos y sociales.
1.Que el contacto físico de todo tipo entre los seres humanos y entre la pareja (del mismo o de diferente sexo) particularmente, es un alimento emocional y espiritual necesario.
2.Que casi cualquier enfermedad y su tratamiento (y el cáncer mamario no es la excepción), afecta todas las facetas de la vida de la mujer y su familia y en ella se incluye a la respuesta sexual en sus fases de deseo, de excitación y la de orgasmo.
3.Que la autoimagen, la seguridad personal (autoconcepto) inciden en la femineidad y éstas en la capacidad y concentración para percibir las sensaciones sexuales. Cicatrices, ablaciones, pérdida del cabello, del vello púbico y facial, variaciones en el peso, malestares físicos, pérdida del control del cuerpo, se relacionan directamente con la sexualidad.
4.Que las parejas sexuales pueden ser del mismo o del otro sexo, pues las preferencias sexuales de las pacientes pueden mostrar diversidad y no ser necesariamente basadas en la heterosexualidad.
Nota: Es necesario considerar que no todas las mujeres que experimentan el cáncer de mama tienen acceso a especialistas oncólogos y a los tratamientos modernos de quimioterapia, radioterapia, psicoterapia particulares y peor aún, para otras, ni el fácil acceso a los servicios de salud institucionales.
Disfunciones Sexuales En La Mujer cursando el Climaterio, Con Cáncer Mamario Y Durante Su Tratamiento (3, 4, 7, 10):
Los problemas más comunes de las mujeres en el climaterio son la atrofia vaginal y/o insuficiente lubricación vaginal, que pueden causar dispareunia y consecuentemente la pérdida del deseo sexual por temor al coito doloroso. Sin embargo, es bueno hacer notar que las mujeres sexualmente activas muestran menos atrofia vaginal que las inactivas.
Algunas de las enfermedades frecuentes de esta etapa como son las infecciones e incontinencia urinarias, etc. también afectan el estado general y sexual de la mujer. El cáncer mamario y otras patologías oncológicas, se están presentando en México con mayor incidencia en las edades de 50 a 59 años (48.5 anos promedio) (2) y, que al ser diagnosticado provoca el retiro de la terapia de reemplazo hormonal brusco, causando malestares que los que la mujer ya había superado. Otro caso que puede presentarse debido al tratamiento contra el cáncer es la aparición temprana de la menopausia.
Algunos de los compañeros de las mujeres en climaterio, a su vez, pasan por problemas ya sea de relación de pareja en general o por baja de autoestima que los hace buscar mujeres más jóvenes o al menos fuera de matrimonio pues presentan problemas de disfunción eréctil con su pareja estable. Ante la enfermedad y el tratamiento, los compañeros (as) de las pacientes en estas circunstancias también se encuentran dentro del impacto psicológico y sexual. Algunas parejas se sienten culpables, dudan si pueden demostrarle deseo sexual sin ofenderlas o lastimarlas.
Otros (as) más, temen a su reacción ante la cicatriz, falta de seno (s). Algunos otros, exigen el “débito sexual” de la mujer sin importarles cómo se sienta ella. La falta de pareja sexual estable agrava la situación emocional y sexual en la mujer, no tan sólo por la falta de apoyo amoroso sino por el temor de no estar en capacidad de ser atractiva sexualmente en el futuro.
Las actitudes / percepciones de otras personas que rodean a la mujer en estas circunstancias, la educación recibida en cuanto a su sexualidad, con relación al climaterio; lo que han oído sobre el cáncer mamario y sus tratamientos, la información con la que cuenta para confrontar y aceptar esta amenaza, con la consecuente transformación de vida, su habilidad de adaptación, su seguridad personal, su autoestima, la existencia y factibilidad de planes de vida presente y futura influyen en el modo de confrontar por parte de las pacientes, a ambas circunstancias de vida: climaterio y tratamiento del cáncer mamario.
Durante el climaterio y el tratamiento del cáncer mamario, además de lo mencionado anteriormente, la irritabilidad causada por el insomnio, la depresión, la fatiga, el stress, etc. pueden ser agentes causales de alteraciones del humor en la mujer, lo cual puede provocar consecuentemente el alejamiento sexual en ambos miembros de la pareja. Los psicofármacos también pueden causar baja de libido.
El tratamiento de quimioterapia y radioterapia afectan el nivel de energía, el ánimo de vida, la autoestima, la seguridad personal debida a la pérdida del control sobre el cuerpo, los cambios de autoimagen lo cual se refleja también en el nivel de interés sexual de ambos. Los compañeros varones, pasan a su vez, por problemas de deseo y/o disfunción eréctil. La falta de pareja estable suele agravar la situación emocional y sexual en la mujer por el temor de no perder su atractivo sexual futuro.
A continuación se clasifican las disfunciones sexuales, tomando en cuenta a las parejas masculinas. Se ordenan de modo genérico y funcional para su mejor comprensión:
(Esquema de H.S. Kaplan adaptado por Monroy A. y cols. 1982)(3)
|
DESEO |
EXCITACION |
ORGASMO |
HOMBRE |
*deseo sexual inhibido. *disritmia. *fobia. |
*alteraciones de la lubricación *dispareunia *vaginismo |
*anorgasmia |
MUJER |
*deseo sexual inhibido. *disritmia. *fobia. |
*disfunción eréctil |
*eyaculación precoz *eyaculación retardada o inhibición de la eyaculación. |
En la mujer, en la fase de deseo se encuentran las siguientes disfunciones probables: la apatía sexual o deseo sexual inhibido, la disritmia o alguna conducta fóbica. En la fase de excitación, la alteración en la lubricación vaginal y/o la dispareunia. En la fase de orgasmo, la baja intensidad del orgasmo o la anorgasmia (7, 10).
Como ya se mencionó, las parejas de las personas que cursan el climaterio y que están siendo tratadas por cáncer mamario, experimentan un impacto psicológico que también puede afectar su vida sexual. En las parejas masculinas pueden presentarse disfunciones en la fase de deseo: la apatía sexual, la disritmia o alguna conducta fóbica; en la fase de excitación: la disfunción eréctil; en la fase de orgasmo: la eyaculación precoz, la retardada o la inhibición del orgasmo durante la introducción. Todas ellas pueden ser tratadas con una terapia psicosexual especializada (10).
En los casos en que la paciente esté en su climaterio y se le prescriba el retiro súbito del tratamiento hormonal de reemplazo, debe ser informada que entre otras cosas, puede disminuir su libido (5, 10). La población en general tiene poca información acerca de la sexualidad y en especial de la relacionada con el cáncer y sus tratamientos diversos.
Por ello, la pareja puede temer inclusive, que el tocar a la mujer pueda provocar la extensión o la recurrencia del cáncer o sentirse culpable de haber contribuido a causar el cáncer por alguna conducta sexual “indebida”. Pudiese sentir rechazo o temer no ser oportuna en mostrar deseo sexual e incluso temer a su propia reacción al ver la cicatriz después de la cirugía mamaria parcial o radical. También presentarse tener temores y fantasías debido a lo mencionado, además de actitudes y mitos por experiencias previas y educación personales (10).
En general, al hablar con las pacientes y sus parejas se aconseja que el profesional de la salud tome en cuenta que puede suceder que la mujer no posea información suficiente acerca de la sexualidad en general, durante el climaterio y acerca la enfermedad y el tratamiento en particular. Pudiesen presentarse temores y fantasías, algunas causadas por la ignorancia y otras más por otra etiología psicógena (5, 10). Si el médico no maneja cómodamente estos temas la puede referir con un educador y/o terapeuta sexual.
Es de esperarse que la paciente experimente un mal estado general (fatiga, cansancio, insomnio y de ánimo: depresión, angustia, ansiedad, irritabilidad) que afecten “su disponibilidad sexual”. Así mismo que la distorsión o confusión de la autoimagen por la cirugía, los cambios en el peso, en la actividad física, produzcan inseguridad en la femineidad y por tanto en las situaciones íntimas. En otras palabras, pudiese presentarse en la paciente, la inseguridad de ser atractiva sexualmente a la pareja. Es más, existen pacientes que ya no desean volver a mostrar su cuerpo después de una cirugía de seno. Es recomendable que en estos casos la paciente sea referida urgentemente a ayuda especializada.
Es importante para el médico, el explorar los aspectos psicosexuales de las pacientes y brindarles información y orientación acerca de su enfermedad y sus posibles consecuencias psicosexuales.
Miedos Y Fantasías Más Comunes De La Paciente en
Climaterio En La Etapa Del Diagnóstico, Relacionados Con Su Sexualidad (5).
Es muy importante que el profesional de la salud tenga en cuenta los mitos y fantasías que existen ante la sexualidad, la mamografía, la aparición de un nódulo, etc.
- La sexualidad se debilita en el climaterio y desaparece en la vejez.
- La mastografía es muy molesta y / o dolorosa.
- La sexualidad termina al llegar la menopausia y el cáncer.
- La reducción funcional de las glándulas sexuales marca el fin de la vida sexual de los seres humanos.
- La masturbación es una práctica que debe evitarse en todas las edades y más aún en la adulta.
- La mujer que no menstrúa ya no debe tener relaciones sexuales.
- Existen afrodisíacos para excitar a las mujeres.
- Si se está esterilizada, o histerectomizada, o enferma, se termina la vida sexual.
- Las personas mayores no tienen actividad sexual.
- La relación sexual, si no tiene fines reproductivos, no tiene razón de ser.
- A la mujer mayor decente o enferma, ya no le deben interesar las relaciones sexuales.
- La relación sexual en el climaterio ya no es satisfactoria, sino molesta.
- La mujer con cáncer ya no es atractiva sexualmente y ya no le debe interesar lo sexual.
- La mujer sin seno (s) ya no es atractiva sexualmente.
- El hombre no debe tocar o besar el seno enfermo, el postizo o la cicatriz.
- La mujer en tratamiento de cáncer, ya no debe hacer el amor pues no tiene control sobre algunas funciones digestivas (vómitos, náuseas, diarrea, gases).
- El cáncer apresura la vejez.
CONCLUSIONES:
La carencia de una visión integral e incluyente de los aspectos psicológicos es preocupante pues sabemos que el hecho de que las personas ayuden con una actitud positiva ante ambos procesos, tiene que ver con el entendimiento de las situaciones específicas en las que transita, para mejorar el pronóstico de su cáncer y apoyar su calidad de vida individual y de pareja (1, 3, 4, 5, 9). Con la finalidad de que el médico esté en posibilidades de ayudar a la mujer , a su pareja y a su familia en este transitar de forma que sea menos dolorosa desde el punto de vista emocional, debe comprenderla de manera integral y eso implica conocer su esfera psicosocial, cultural y sexual. Es conveniente también referirla desde el principio a un psiconcólogo (psicoterapeuta conocedor (a) de técnicas de apoyo, acompañamiento, esclarecimiento relacionados con el cáncer) y/o algún grupo de apoyo social con otras mujeres con problemas semejantes de la paciente, (1, 5,7, 10, 25,).
Este punto, antiguamente muy debatido pues se pensaba que no todas las pacientes a quienes se les diagnosticaba cáncer mamario requieren de apoyo psicológico, en la actualidad se está enfocando con más cuidado: todas las pacientes deben saber que requieren por lo menos de una evaluación psicológica individual y si ellas lo solicitan, de un apoyo psiconcológico desde la fase de diagnóstico, durante su tratamiento y un poco tiempo después de él. El tiempo de la recuperación y la rehabilitación puede variar de una mujer a otra. El riesgo de haber perdido un seno o dos, el aceptar la pérdida de ellos, el volver a sentirse femeninas, reconstruir su autoconcepto (imagen corporal, autoestima y seguridad personal) adecuado, puede tomarle tiempo.
Dicho apoyo es necesario para ella y para quienes la rodean a nivel familiar y de pareja. Es un apoyo esencial que puede colaborar con la mejoría psicológica y a su vez, ésta con su mejoría física, pues la persona pasa por un proceso largo que le causa stress, depresión, ansiedad, angustia, temor. Lo anterior implica, tan sólo un gran desgaste emocional sino un desequilibrio en la pareja, en la familia y el en trabajo lo cual repercute en la aceptación y el avance del tratamiento oncológico específico (1).
*Agradezco el apoyo técnico de los doctores Legorreta D., Love, S., Sánchez Basurto C., Sánchez Forgarch E., Olvera D., Velasco M.L.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1.Bonomo Rocco, Sferrazza Giussweppe., “L’uso delle Psicoterapie nell’ Aproccio alle Patologie Oncologiche” Copyright 1995–97 bu Salvatore Manai. Italy.
2.Sánchez- Basurto C., Sánchez-Forgach E., “La Glándula Mamaria en el Climaterio” en Sección VII en Septién González J.M. en “Climaterio. Estudio, Diagnóstico y Tratamiento” Intersistemas 2000 México.
3.Monroy A. y cols., “Principios de Terapia Psicosexual” en Relaciones Humanas y Sexología. Editorial Grijalvo.México.1987, 2000.
4.Monroy A. “Aspectos Psicosexuales de la Mujer en la Etapa del Climaterio” en Revista del Climaterio. Medicina integral para la Mujer. Organo Oficial de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Climaterio y Menopausia. FLASCYM . No. 5. México. 1999.
5.Monroy A., “Aspectos Psicológicos y Sexuales de la Mujer con Cáncer Mamario y su Tratamiento. Preguntas más comunes”. En Sánchez-Basurto Carlos y cols. “Tratado de Patología Mamaria”. En proceso de Edición. 2000
6.Monroy A. “Salud Sexualidad y Adolescencia” Editorial Pax-México. 1995.
7.Monroy A. “Sexualidad y Cáncer Mamario”. Panel coordinado en el Congreso Internacional de Senología en Cancún, México. 2000
8.Monroy A. “Preguntas más comunes de las pacientes con Cáncer Mamario”. Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Senología en Cancún, México. 2000.
9.Monroy A. “Seguimiento de casos de mujeres que han sido diagnosticadas con CA Mamario, durante los diferentes estadios de diagnóstico y tratamiento” (en proceso). Hospitales Angeles Lomas, Pedregal y de México. México. 2000.
10.Monroy A. “Climaterio y cáncer mamario. Impacto psicológico”. Presentación en el Curso de la Asociación Mexicana para Estudio del Climaterio” México, D.F. 24 junio de 2000.
11.Kaplan S. Singer “Disorders of Sexual Desire” Brunnel / Mazel., Inc. New York. N.Y. USA. 1978
12.Kaplan H.S.“The New Sex Therapy”. Brunner Mazal Publishers. New York.USA.1989.
13.Love M. S. with Lindsey K. “Dr. Susan Love´s Breast Cancer Book” Second Edition. Addison-Wesley Publishing Company. USA
14.Torres T. R., “Tumores de Mama. Diagnóstico y tratamiento” Interamericana. Mac Graw Hill. México.1994
15. Sheehy G. “New Passages”. Ballantine Books. New York. 1996.
16.Utian W.H. & Jaqcobowitz R., “Managing Menopause”, Simon & Schuster.New York, N.Y. 1992.
17.Masters V. y Johnson W., “Incompatibilidad Sexual Humana”. Intermédica. Argentina. 1972.
18.Cavalcanti R. Revista de Sexología. Centro de estudios en Sexualidad Humana. 1992.
19. Raguz M., “Construcciones Sociales y psicológicas de Mujer, Hombre, Femineidad, Masculinidad y Género en diversos grupos poblacionales. Pontificia Universidad Católica del Perú.1997
20.Caldiz S.L. “Viviendo Nuestra Sexualidad. Editorial Estaciones. Buenos Aires. 1997
21.Winningham M.L., Nail L.M., Burke M.B. etal. “Fatigue and the cancer experience”. Oncology Nursing Forum 21 (1) 1994.
22.Reich S. G., “The tired patient:psychological versus organic causes”. Hospital Medicine 22 (7) 1986.
23.Piper B.F. et al. “Psychometric evaluation in women with breast cancer”. Oncology Nursing Forum 25 (4) 1998.
24.Beszterczey A. Lipowsky Z.J. “Insomnia in cancer patients” Canadian Medical Association Journal 116 (4) 1997.
25.American Psychiatric Association. “Diagnosis and statistics manual of mental disorders D.S.M.IV. 4th edition.1994.
26.Jacobsen PB, et al. “Anticipatory Anxiety in women receiving chemotherapy for breast cancer” Health Psychology 12 (6) 1993.
27.Redd WH, et al. ”Nausea induced by mental images of chemotherapy” Cancer 72(2) 1993