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A dife­ren­cia de otras espe­cies, los seres huma­nos pue­den diri­gir­se a fines media­tos gra­cias a su carác­ter his­tó­ri­co que con­sis­te en la capa­ci­dad para incor­po­rar y com­bi­nar expe­rien­cias de otros. Viven en el ámbi­to de la sig­ni­fi­ca­ti­vi­dad semióti­ca, más que semán­ti­ca. La uni­dad semióti­ca per­mi­te enten­der que una acción es expre­sión emo­cio­nal que cons­ti­tu­ye un pro­ce­so cog­ni­ti­vo; que una cog­ni­ción es una acción moti­va­da como reac­ción emo­cio­nal, y que toda emo­ción es una acción cog­ni­ti­va. La Teo­ría de la Pra­xis supera las dico­to­mías men­te-cuer­po, pen­sa­mien­to-sen­ti­mien­to, ser humano-natu­ra­le­za, cien­cias natu­ra­les-cien­cias socia­les, teo­ría-prác­ti­ca, indi­vi­duo-socie­dad, que han carac­te­ri­za­do al pen­sa­mien­to occi­den­tal y obs­tru­yen el acce­so a una nue­va dimen­sión social en la que pre­do­mi­ne la jus­ti­cia, la equi­dad, la fra­ter­ni­dad y la liber­tad. Es una teo­ría sur­gi­da en Méxi­co a fines del Siglo XX, ela­bo­ra­da por Mar­co Eduar­do Murue­ta, como con­ti­nui­dad de la tra­di­ción dia­léc­ti­ca de Herá­cli­to, Hegel, Marx y Grams­ci, com­bi­na­da con el pen­sa­mien­to de Nietz­sche y en diá­lo­go res­pe­tuo­so, anti­dog­má­ti­co y fruc­tí­fe­ro con las apor­ta­cio­nes de otros filó­so­fos y de las teo­rías psi­co­ló­gi­cas ante­rio­res. Cons­ti­tu­ye una nue­va cohe­ren­cia con­cep­tual, un nue­vo para­dig­ma, que está tenien­do impor­tan­tes giros prác­ti­cos en los pro­ce­sos edu­ca­ti­vos, psi­co­te­ra­péu­ti­cos y polí­ti­cos.