Por: Mg. Dio­ner Fran­cis Marín Pue­lles.
(Direc­tor Escue­la Psi­co­lo­gía UCV Tara­po­to).

ImageEl tér­mino Reli­gión, pro­vie­ne del latín reli­gio-onis, deri­va­do de reli­ga­re que sig­ni­fi­ca atar, suje­tar, ligar, ceñir estre­cha­men­te. Para Widen­gren, la fe en Dios, tie­ne su encuen­tro más cer­cano en la reli­gión. Sin embar­go, muchas veces se cree ser un reli­gio­so, sola­men­te con el hecho de cum­plir cier­tos pará­me­tros pro­pios de los cul­tos de la reli­gión, como son: asis­tir a misa, con­fe­sar­se, leer la biblia (aun­que poco se la entien­da, o tan sólo se la inter­pre­te lite­ral­men­te), el pago del diez­mo; etc… Ape­lo al tér­mino de Reli­gio­si­dad, para impli­car la acti­tud per­so­nal, viven­cia indi­vi­dual o sub­je­ti­va, como lo refie­re P. Gómez Gar­cía. Las con­duc­tas de reli­gio­si­dad pue­den aso­ciar­se a hechos que no se con­sa­gran en una reli­gión deter­mi­na­da, a situa­cio­nes que no se esta­ble­cen en los sis­te­mas reli­gio­sos y jus­ta­men­te para fun­da­men­tar este divor­cio entre reli­gión y reli­gio­si­dad, recu­rro al aná­li­sis en base a la Diso­cia­ción, pro­ce­so que invo­lu­cra la sepa­ra­ción entre las expe­rien­cias y los suce­sos reales, dan­do lugar a una inter­pre­ta­ción erró­nea de la reali­dad social, fami­liar; etc….

Por ejem­plo, una per­so­na pue­de cum­plir estric­ta­men­te su asis­ten­cia al cul­to reli­gio­so, desem­pe­ñar­se como una idó­nea feli­grés, sin embar­go al lle­gar a casa, ser una per­so­na maquia­vé­li­ca con los suyos, pue­de en su tra­ba­jo aten­tar con­tra otros, sien­do par­te de la adic­ción a los rumo­res mal inten­cio­na­dos. Sien­do más espe­cí­fi­co, podría en su cul­to, con los ritua­les espe­cí­fi­cos incluí­dos, tra­tar “pro­fun­da­men­te” el escri­to “Aho­ra el hacha ya está pues­ta a raíz de los árbo­les; por tan­to, todo árbol que no da un buen fru­to es cor­ta­do y echa­do al fue­go” ( Mateo 3, ver­sícu­lo 10) y encon­trar en el ritual un gran bien­es­tar en la expli­ca­ción que hace el pas­tor u otro guía, com­pren­der cog­ni­ti­va­men­te el escri­to que impli­ca la impor­tan­cia de tener en cuen­ta que todos somos vigi­la­dos por Dios y que tene­mos una opor­tu­ni­dad en la vida; pero si la des­per­di­cia­mos, sere­mos expec­to­ra­dos hacia el fon­do de los infier­nos; el feli­grés pue­de acon­se­jar a los her­ma­nos reli­gio­sos meno­res, sin embar­go, al aca­bar el cul­to, inme­dia­ta­men­te fue­ra del recin­to y al ir a casa u otro lugar (casa, club, tra­ba­jo); poder lle­gar a ser par­tí­ci­pe de fal­ta de res­pe­to, des­con­si­de­ra­cio­nes, aban­do­nos, embau­ca­mien­tos y has­ta delin­cuen­cia y es que jus­ta­men­te la diso­cia­ción amor­ti­gua el hecho de com­por­tar­se mal, amor­ti­gua la incohe­ren­cia de no pre­di­car con el ejem­plo, lle­gan­do al pun­to de ser un anes­té­si­co psi­co­ló­gi­co y con­ti­nuar con el ritual: en la igle­sia lim­pio mis peca­dos, apren­do más, y en la calle peco a car­ta abier­ta, para borrar una y otra vez el mis­mo peca­do, en el mis­mo cul­to y con el mis­mo pas­tor o sacer­do­te.

Así pues la diso­cia­ción da  lugar a una reli­gio­si­dad que defor­ma lo con­tem­pla­do en la reli­gión. Aho­ra, por­qué las per­so­nas no inte­gran tal situa­ción, por­qué por un lado se entre­gan como unos adic­tos a la cog­ni­ción reli­gio­sa; pero por otro, sus accio­nes van en el sen­ti­do dia­me­tral­men­te opues­to. Pro­ba­ble­men­te, muchas de esas per­so­nas, ten­gan par­tes de su per­so­na­li­dad que evi­tan recuer­dos trau­má­ti­cos o peno­sos (abu­sos, aban­do­nos, padres auto­ri­ta­rios, fríos; etc…), es como si se entre­ga­ra enér­gi­ca­men­te al cul­to, para evi­tar el recuer­do tris­te.  Pero aho­ra, por­qué las accio­nes son opues­tas a los dog­mas reli­gio­sos: es que las accio­nes, corres­pon­den a la ima­gen de esos padres, auto­ri­ta­rios o fríos. Es como si en la men­te del tipo de per­so­na de la que está tra­tan­do, hubie­ra el siguien­te razo­na­mien­to incon­cien­te: “nun­ca estu­vo de acuer­do con la for­ma auto­ri­ta­ria y fría de ser de sus padres, por eso bus­ca pen­sar dife­ren­te (a tra­vés del dog­ma reli­gio­so). Rin­de cul­to a la reli­gión con sus nue­vos pen­sa­mien­tos; pero tam­bién rin­de cul­to a sus padres con sus accio­nes, las cua­les se pare­cen bas­tan­te a la de ellos”.

Cabe men­cio­nar que la reli­gio­si­dad no siem­pre será incohe­ren­te con la reli­gión, eso depen­de de la for­ma­ción del indi­vi­duo. Lamen­ta­ble­men­te y en muchos casos, los hechos trau­má­ti­cos acae­ci­dos en la infan­cia, aun­que pudién­do­se ocul­tar en lo pro­fun­do de la men­te, lle­gan­do inclu­so a olvi­dar­los; ten­drán un impac­to que per­sis­ti­rá, a pesar de la mejo­ra futu­ra de la cali­dad de vida, encon­tran­do en la diso­cia­ción, reli­gión y reli­gio­si­dad, una for­ma de sobre­vi­vir psi­co­ló­gi­ca y físi­ca­men­te.         

Bibliografía

Gómez Gar­cía, Pedro (1991): Reli­gión Popu­lar y Mesia­nis­mo. Aná­li­sis de Cul­tu­ra Anda­lu­za. Espa­ña: Gra­na­da, Uni­ver­si­dad de Gra­na­da.

Widen­gren, Geo (1962), Feno­me­no­lo­gía de la Reli­gión. Espa­ña. Edi­cio­nes Cris­tian­dad. Hues­ca 30.32.